Un tribunal nigeriano de apelaciones del estado de Sokoto, en el
noroeste de Nigeria, ha aplazado la sentencia de muerte por
lapidación que dictó una corte islámica contra una mujer acusada de
adulterio. La decisión judicial le otorga a la encausada, Safiyatu
Husaini, treinta días para apelar la pena capital que prescribe la
«sharia» o ley islámica, que rige en todo el norte nigeriano, para
estos casos y que se cumple enterrando hasta el cuello al
sentenciado, que luego es apedreado hasta morir.
Husaini, de 35 años, divorciada y madre de cinco niños fue
hallada en octubre pasado culpable de mantener relaciones adúlteras
con un hombre casado, pese a que denunció que el presunto amante,
un primo suyo de 60 años, la había en realidad violado. El hombre
confesó su delito a tres policías, cuyos testimonios no fueron
aceptados por el tribunal islámico que juzgó a la mujer porque en
estos casos la «sharia» exige cuatro testigos para que la demanda
tenga lugar.
La víctima terminó siendo la acusada después de que, bajo
presión de sus familiares, solicitó a la corte que obligara a su
atacante, que la había violado tres veces, a pagar los gastos de
manutención de la niña nacida de esas relaciones forzadas.
Funcionarios judiciales señalaron que la acusada recibió la
sentencia de muerte porque es divorciada, ya que si hubiera sido
soltera el tribunal la habría condenado a recibir cien
latigazos.
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