Las divisas nacionales de los doce países de la eurozona
resistieron ayer en el primer dia «laborable» del euro y siguieron
siendo con mucho las monedas de cambio utilizadas por la inmensa
mayoría de los ciudadanos. Durante la jornada de ayer se
constataron problemas de adaptación por parte de los ciudadanos,
los bancos e incluso algún problema de abastecimiento. Largas colas
de espera frente a los bancos y comercios en Alemania y otros
países fueron los problemas más destacados ayer. Ernst Welteke,
presidente del banco emisor alemán, se mostraba ayer más que
satisfecho por la evolución del cambio de moneda en Alemania.
Sólo las cajas de ahorro de Alemania habían vendido en todo el
territorio nacional cerca de 4.000 millones de euros hasta el
mediodía del miércoles. Un portavoz de Commerzbank, que cuenta con
800 sucursales en todo el país, explicó que la afluencia de público
para cambiar marcos por euros a las ventanillas de la entidad
bancaria fue masiva desde primeras horas del día, llegando a
producirse colas de espera de hasta una hora. Al final de ayer, el
80% de los cajeros de la zona euro distribuían billetes del nuevo
efectivo, llegando a ser el 100% de ellos en algunos países del
área, como Austria, Alemania, Luxemburgo y Países Bajos, a la vez
que el número de operaciones llegó a duplicar al de un día
normal.
En Alemania, el estreno del euro transcurrió sin grandes
problemas, aunque muchos ciudadanos aprovecharon sus primeras
compras post-navideñas para deshacerse de sus últimos marcos.
Aunque legalmente el comercio ya no está obligado a aceptar los
marcos, la inmensa mayoría de las tiendas se atuvieron al
compromiso voluntario acordado con el gobierno y el banco central
alemán de seguir aceptando la moneda alemana hasta el 28 de
febrero. Según la asociación de la banca alemana, en este primer
día laborable los alemanes sacaron de sus cuentas un total de 1.000
millones de euros.
En España, se detectó «cierto desabastecimiento» en comercios y
oficinas bancarias debido a la euforia de los ciudadanos por
hacerse con la nueva moneda, según informaciones proporcionadas por
las cámaras de comercio. Tan sólo un 14 por ciento de las
adquisiciones se han pagado en euros, según la Confederación
española de Comercio, mientras que en los autoservicios y
supermercados entre el 90 y el 95 por ciento de los clientes pagó
en pesetas y con billetes grandes. Un diez por ciento de los
consumidores italianos había usado el euro en alguna transacción
transcurridas 36 horas desde la puesta en circulación de la nueva
moneda, lo que demuestra que la mayor parte de las operaciones
monetarias seguía realizándose en liras.
En Francia, el mayor problema para el euro era la huelga
indefinida en la banca privada, que al final fue suspendida, según
el ministro de Economía, Laurent Fabius, por el escaso seguimiento
y la responsabilidad de los trabajadores ante el paso al euro. Los
hipermercados en Francia también están sirviendo para «recoger» los
francos y proveer poco a poco de euros a los consumidores, lo que
ha provocado largas colas, a veces de hasta media hora, en las
cajas. Los problemas en Austria brillaron por su ausencia, entre
otras cosas según la agencia de noticias APA porque la inmensa
mayoría de la población seguía utilizando el chelín.
En Grecia, los puntos más conflictivos fueron los puntos de
peaje en las carreteras nacionales, con colas de kilómetros de
vehículos, debido a que se entregaban billetes nacionales o de euro
pero de alta denominación, para de esta forma conseguir vueltas de
menor valor. En Portugal los puntos conflictivos fueron también los
peajes de los grandes puentes lisboetas, en los que sólo un 5 por
ciento de los pagos se realizó con la nueva divisa.
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