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Entre las propuestas de la reforma figura la implantación de una prueba general de Bachillerato para evaluar los dos años de este ciclo con el fin de obtener el título; la idea de establecer tres o cuatro itinerarios en 2º ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para orientar los estudios hacia la Universidad, la Formación Profesional o el mercado laboral, y terminar con la promoción automática (pasar de curso sin repetir a pesar de tener suspendidas asignaturas).

El documento de bases también puede recoger otras medidas que han trascendido en las últimas semanas con la posibilidad de adelantar la edad obligatoria de aprender el primer idioma extranjero, incluso hacer obligatorio el segundo; modificar la elección de los directores de los centros, probablemente por designación de la Administración; y cambiar la Carta de Derechos y Deberes de los alumnos para aumentar la disciplina y fomentar la convivencia en el aula.

Hasta el momento, el Ministerio ha mantenido reuniones con diversas organizaciones de toda España para recabar opiniones de cara a la elaboración de este texto de bases, entre los que destacan los partidos políticos PSOE e IU; los sindicatos UGT, CC OO, CSI-CSIF, USO, ANPE, STES, FSIE y UGT-Cataluña; las asociaciones de padres y madres de alumnos de ámbito nacional CEAPA, CONCAPA y COFAPA; las asociaciones estudiantiles Sindicato de Estudiantes (SE) y Confederación de Estudiantes de Secundaria (CES) y con miembros de la Federación de Profesores de Secundaria.

Desde las filas del PSOE se consideran «muy negativas» las propuestas que hasta hoy se conocen sobre la reforma educativa porque, según explicó la secretaria de Educación del PSOE, Carme Chacón, ninguna de las propuestas del Ministerio van encaminadas a la calidad, sino a «entorpecer» el sistema educativo.