El desprecio por la vida y los Derechos Humanos en una gran parte
de los países del mundo sigue siendo el mismo tras el 11S, de hecho
en algunas regiones la situación ha empeorado al convertirse las
libertades fundamentales en las primeras víctimas de la campaña
internacional contra el terrorismo. Así lo denuncia Amnistía
Internacional en su último informe, en el que apunta que lo grave
es que la reducción de la protección de los Derechos Humanos se
haya producido en países que ayudaron a crearla.
El Informe 2002 de Amnistía, presentado ayer en Madrid, apunta
que a lo largo del año pasado 152 países fueron escenario de
violaciones de los Derechos Humanos; se documentaron ejecuciones
extrajudiciales en 47 países (más de 3.000), ejecuciones judiciales
en otros 31, desapariciones en 35, presos de conciencia en 56 y
torturas en 111. Tras los atentados, denuncia Amnistía, varios
Gobiernos «se subieron al tren del antiterrorismo» y aprovecharon
su participación en la coalición liderada por EE UU contra Al Qaeda
para «incrementar la represión, socavar la protección a los
Derechos Humanos y reprimir la disidencia política», todo ello en
un ambiente de 'colaboración' en el que unos países ya no critican
a los demás por violar los Derechos Humanos en su territorio.
De esta forma, con la excusa de la seguridad nacional, se
hicieron habituales la detención indefinida sin juicio y los
tribunales basados en pruebas secretas. Esta circusntancias se ha
dado especialmente en EE UU, donde tras los atentados fueron
detenidas 1.200 personas sin cargos conocidos y sin acceso a
abogados; sólo uno de estos sospechosos fue acusado formalmente. Y
destaca el trato a los detenidos en Guantánamo, poniendo en tela de
juicio los Convenios de Ginebra. Con este tipo de actuaciones, son
muchos los Gobiernos que directa o indirectamente han fomentado el
racismo en sus sociedades, generándose un clima de «sospecha y
desconfianza» hacia el extranjero visto como fuente de
terrorismo.
Por regiones, el informe de AI destaca que en gran parte de
Oriente Próximo y el Magreb, imperó la impunidad, con un uso
generalizado de la tortura y los juicios injustos. En cuanto al
Africa Subsahariana se registraron en 2001 abusos contra miles de
civiles. En cuanto a Asia y Oceanía, Amnistía asegura que las
violaciones de Derechos Humanos aumentaron notablemente, sobre todo
en los países escenario de conflictos. Finalmente, respecto a
Europa, el Informe 2002 denuncia que la tortura y los malos tratos
a manos de las fuerzas de seguridad, a menudo contra extranjeros o
miembros de minorías, siguieron siendo «frecuentes». En concreto en
España señala que 14 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado fueron indultados el año pasado después de haber sido
condenados por malos tratos y torturas.
No obstante, AI apunta que se produjeron avances positivos, como
la entrega al Tribunal Penal Internacional para la antigua
Yugoslavia del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic; la
liberación en Birmania de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu
Kyi y la conmutación de las penas de muerte a menores en
Pakistán.
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