La novia llegó a las siete y cuarto de la tarde del brazo de su
padre y padrino del enlace, José María Aznar, a la basílica del
monasterio, donde desde hora y media antes comenzaron a tomar
asiento los casi mil invitados que asistieron al acto oficiado por
el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Desde
hacía más de media hora la esperaba ya Alejandro Agag, junto a su
madre y madrina en la boda, Soledad Longo.
Don Juan Carlos y doña Sofía, quienes fueron recibidos a la
puerta de la basílica por el cardenal Rouco Varela, ocuparon dos
sillones situados en un lugar destacado a la derecha del altar y en
un lateral del sitio que ocuparon los novios, quienes al
encontrarse en el interior del templo se dieron la mano y saludaron
con una inclinación de cabeza a los Reyes.
También a la izquierda de Ana Aznar y Alejandro Agag y en un
lugar preeminente se situaron el primer ministro británico, Tony
Blair, y su esposa, Cherie, junto con el presidente de la Xunta,
Manuel Fraga, y los hermanos de la novia y los ministros Rodrigo
Rato, Mariano Rajoy y Javier Arenas, junto con el resto de testigos
por parte de la novia.
A la misma altura, pero a la derecha de los novios, se situaron
los testigos por parte de Agag, como el primer ministro italiano,
Silvio Berlusconi y algunos de sus familiares más cercanos.
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