TW
0

El cineasta Woody Allen centró su improvisado discurso tras la recepción del premio Príncipe de Asturias de las Artes en invitar al cine europeo a «seguir guiándonos a quienes pensamos que el cine es una forma de expresión artística». Tras parafrasear al cómico americano Jack Benni, quien, «al ganar un prestigioso premio, dijo: no lo merezco, pero tengo diabetes y tampoco me lo merezco», Allen señaló que «así me siento yo, no lo merezco pero me siento tremendamente honrado con este reconocimiento en un país europeo».

El premio, pues, tiene para el director de 'Un final made in Hollywood' un significado especial, por cuanto es Europa quien lidera, guía el cine como arte». Allen arremetió contra la industria de Hollywood. Frente a la glorificación de «la tecnología como fin en sí mismo que anula el elemento humano», opuso que «sólo en el cine europeo vemos películas que valen la pena ver, que tienen sentido, que son para adultos inteligentes y pensantes, algo difícil de ver un sábado por la noche en EEUU». Woody Allen no pudo concluir más que pidiendo que «los europeos sigan liderándonos y guiándonos».

El músico judío Daniel Barenboim afirmó ayer, por su parte, que con este reconocimiento se está ofreciendo a sus respectivos pueblos «algo sin lo que ningún hombre puede vivir: la esperanza de una vida mejor». El escritor y ensayista palestino Edward Said afirmó que comparte con Barenboim, que israelíes y palestinos han cometido el error de apoyarse en EEUU para buscar la paz, porque «EEUU ha bloqueado la paz», subrayó.

Mientras, el escritor estadounidense Arthur Miller afirmó ayer que España, tras convertirse durante la Guerra Civil en un emblema de la resistencia «contra el dominio de la sinrazón y la muerte de la mente», ha pasado a ser un ejemplo «de las luchas de muchos otros pueblos por alcanzar la modernidad». El sociólogo británico Anthony Giddens vaticinó ayer un regreso a gobiernos socialdemócratas en Europa porque, en su opinión, «las cosas están cambiando y se han vuelto contra la derecha».