Médicos saudíes atienden a un herido en la avalancha.

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EFE-DUBAI
El accidente ocurrió a las 10.30 hora local, cuando un grupo de peregrinos que había concluido el rito se cruzó con otro que llegaba desde la vecina localidad de Musdalifa para comenzar a lanzar sus guijarros a las tres columnas que representan a Satanás.

Con esta acción, que recuerda un rito pagano pre-islámico, los fieles quieren mostrar que no han sido seducidos por las tentaciones del «Angel Caído».

Los peregrinos murieron en la confusión, asfixiados por los pisotones y empujones de sus correligionarios, que trataban de abrirse paso entre la multitud, detalló el director del centro de control de la peregrinación, general de brigada Abdelaziz bin Mohamed bin Said.

Los pilares que representan al diablo son tres monumentos de roca incluidas en círculos de cemento rodeados por una valla de piedra, desde donde los peregrinos lanzan siete guijarros durante los tres últimos días de la peregrinación.

Los guijarros con los que se ejecuta el rito deben tener el tamaño de un garbanzo y ser recogidos en Musdalifa, a donde los peregrinos llegan tras un día de rezo y arrepentimiento en la ladera del monte Arafat, acto que marca el clímax de la peregrinación a los santuarios de Medina y La Meca.

Las avalanchas son una de las principales preocupaciones de los servicios de seguridad y socorro saudíes, ya que casi todos los años se cobran alguna víctima.

Las autoridades saudíes han gastado este año más de 200 millones de dólares en aumentar las medidas de seguridad para evitar tragedias como la de ayer.

En 2001, 35 personas perdieron la vida pisoteadas durante el rito de la «Lapidación del Diablo», mientras que alrededor de 200 peregrinos fallecieron en 1998 durante una avalancha humana y otros 300 perecieron el año anterior, víctimas de un gran incendio.