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En el marco de Son Fortesa, en Alaró, hablamos con Federico Luppi, ese señor de la pantalla, ese caballero del fotograma. El actor argentino ha estado dos días en Mallorca invitado por la Fundación Camper para participar en una reunión con Anita Roddick, fundadora de The Body Shop, que hoy ofrecerá una conferencia en el Centre Social Flassaders de Palma.

Luppi compartió ayer opiniones junto a otros personajes de la talla del modisto Adolfo Domínguez o del director de cine catalán Bigas Luna.

Federico Luppi se mostró tan simpático como siempre, alejando hasta el infinito su imagen habitual en la pantalla de hombre rudo y duro. No tuvimos mucho tiempo, aunque fue suficiente para que nos hiciera un balance de algunos de las temas de más actualidad.

Luppi, nacido en 1936 -el próximo domingo es su cumpleaños- en Ramallo (Buenos Aires) protagonista de Lugares comunes, Corazón de fuego, Los pasos perdidos, Martín (Hache) y de otras veinte o treinta excelentes películas más, extraordinario actor, además, y mejor persona, confesó que había estado en Mallorca en dos ocasiones, «Isla que llevo en el corazón -recalcó-, y en la que no me importaría vivir».

Luppi, que conoció -y degustó- la ensaimada en un lugar de la Patagonia, donde estuvo rodando una película, «aparte -recordó- de que la ensaïmada aparece en un tango... dame café con leche y ensaïmada...», que tarareó, agradeció lo mucho que está haciendo España por la inmigración de Hispanoamérica, y que si se marchó de Argentina para vivir en España fue «por todo lo que está ocurriendo allí», por lo que si se quedaba -señaló metafóricamente-, a los responsables del caos era capaz de matarlos.

En otro momento de la conversación, tras reconocer que «vivo el mejor momento de mi carrera» puso por las nubes a Anita Roddick, culpable de que él esté en Mallorca, calificándola como uno de los fenómenos mas importantes del mundo empresarial, cuyas ideas irían muy bien en «países colapsados como el nuestro», pues contribuirían «a mejorar nuestra capacidad de entusiasmo». No se explayó mucho en temas políticos, pero puso de manifiesto que deberían aparecer nuevas generaciones de políticos que echaran a los Bush, Blair, Menem y Aznar.