A pesar del escándalo en el que se vio envuelto el concurso de
Miss España el año pasado, está lejos de quedar maltrecho, al menos
en lo que a audiencias se refiere, al ser uno de los espacios más
vistos en su franja horaria. En total fueron más de tres millones
de espectadores los que siguieron el desenlace del certamen y cómo
Vania Millán le cedía la corona a Eva María González, una joven
sevillana que parecía no dar crédito a lo que le estaba
pasando.
Una de las novedades de este año se incluyó en el capítulo que
sin duda debe ser el más terrible para las candidatas: el de las
preguntas para que el jurado compruebe no sólo como son las
aspirantes, sino cómo hablan. Probablemente en un intento por parte
de la organización de que las chicas no perdieran excesivamente los
nervios y sucediera como el año pasado, cuando una de ellas se
quedó en blanco y no acertó a decir más que «los rusos eran
personas maravillosas», en respuesta a «¿qué sabes de Rusia?», este
año las finalistas debían argumentar los motivos por los que se
creían merecedoras del galardón. Sin embargo, no fue suficiente y
la ganadora ganadora se arrancó con un lacónico: «todas las que
'habemos' aquí podríamos ganar el premio», desempolvando un
castellano que se creía superado.
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