Con la retirada del Concorde, anunciada ayer por los presidentes de
las aerolíneas British Airways y Air France, acaba la era
supersónica de la aviación comercial en el mundo. Los últimos
Concorde serán apartados del servicio a finales del próximo mes de
octubre, básicamente por baja demanda y aumento de costes de
mantenimiento. Después de casi tres décadas operando vuelos
transatlánticos en tres horas y media, a una velocidad superior a
2.000 kilómetros por hora, los gastos de este avión de lujo han
terminado por superar los beneficios que reporta la venta de
billetes.
British Airways explicó que el avión será relegado «por razones
comerciales, ya que el número de pasajeros cae progresivamente al
tiempo que suben los costes de mantenimiento del aparato». La
demanda de billetes comenzó a descender desde que en 2000 uno de
estos aviones se estrellara nada más despegar de París en una
tragedia que costó la vida a las 109 personas que viajaban a bordo
y a cuatro más que se encontraban en la zona del siniestro.
Este hecho, sumado a la guerra en Irak, la mala situación de la
economía mundial y el creciente miedo a volar desde los atentados
aéreos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, llevó a BA a
reducir los dos vuelos diarios del Concorde a uno, que actualmente
cubre la ruta Londres-Nueva York. Los últimos seis meses que se
mantengan operativos volarán desde otros aeropuertos aparte del de
Heathrow, en Londres, y a partir de octubre sólo podrán ser
admirados en los museos. Hasta el 17 de abril la aerolínea
británica anunciará ofertas especiales, aunque los precios de un
vuelo supersónico de ida no bajará de 4.400 euros.
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