La ministra de Sanidad, Ana Pastor, señaló ayer en Vigo que la
reforma de la Ley de Reproducción Asistida de 1988, puesta en
marcha ayer por el Consejo de Ministros, dará respuesta a un
«problema sanitario, social y ético» que se había generado en los
últimos años, y garantizará «que todas las parejas «tengan acceso a
la fecundación in vitro con las mismas prestaciones,
independientemente de donde vivan».
Pastor manifestó que este anteproyecto no sólo no va a limitar
derechos, sino que permitirá dar salida a las decenas de miles de
embriones congelados que hay en España. En su opinión, era
necesario que esta reorientación se produjese y recordó que los
embarazos múltiples son muy elevados y conllevan riesgos para la
madre y el bebé.
Además, la ministra defendió el «equilibrio» de la reforma
porque los progenitores «pueden decidir que el embrión congelado se
implante a la madre, pueden donarlo o bien pueden destinarlo a
investigación», señaló.
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