Según Interfax, el ministro, que habló a bordo del crucero
«Marshal Ustinov» y citó a equipos de rescate, dijo que «el
submarino reposa horizontalmente».
Las operaciones de rescate continuarán «para preparar una
operación destinada a subir a la superficie al submarino y a los
siete miembros de la tripulación que estaban a bordo», agregó.
Por otra parte, las banderas de la flota de guerra rusa ondearon
ayer a media asta en duelo por la muerte de nueve marinos en el
naufragio del submarino nuclear «K-159», la última tragedia que
sufre una Armada marcada por la desidia y la negligencia.
En todo el país, desde el Pacífico al Artico, todas las unidades
de la Armada rusa recordaron a los marinos muertos en el «K-159» y
sus comandantes se aprestaron a encarar el temporal que se les
viene encima, esta vez no desde alta mar sino de los pasillos del
Kremlin.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, enviado al mar de
Barents expresamente por el presidente, Vladímir Putin, navegó
hasta el lugar del naufragio del «K-159» y, tras rendir homenaje a
los ahogados, citó los males que provocaron el accidente y que
constituyen el cáncer de las Fuerzas Armadas rusas. «Aquí, de
nuevo, se ha puesto de manifiesto el hábito ruso de confiar en la
mera suerte y pensar que todo va a salir bien» aunque no se cumplan
las normas mínimas de seguridad, dijo el ministro a bordo del
crucero «Mariscal Ustínov». A todo esto los ecologistas advierten
que no se puede garantizar el cierre hermético de los
reactores.
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