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Antonio Miró y Totón Comella abrieron ayer la Barcelona Fashion Week (BFW) en una sala llena, en la que no ha faltado una amplia representación del gobierno tripartito de la Generalitat, que se ha comprometido a trabajar para que este certamen se consolide como la gran plataforma del diseño y la creatividad.

El desfile de Antonio Miró, ayudado por Richard Capstick, ha arrancado con moda masculina, en gris y negro, inspirada en los años 80, una colección difícil de calificar en la que lo mejor han sido las americanas, las cazadoras y unas chaquetas inchables, que son más o menos voluminosas en función de la temperatura exterior y que se activan soplando, como los chalecos de emergencia de los aviones.

Pantalones muy estrechos, chaquetas cortas, camisas blancas y prendas de aspecto más bien escaso, caracterizan su colección de hombre, a los que incorpora como bolsillos supletorios chalecos de aspecto militar y arneses para hacer las funciones de bolso.

El desfile de Totón Comella, con miniespacios en la pasarela que reproducían ambientes urbanos y domésticos, ha desgranado una colección de aires antiguos con volantitos, puntillas, faldas plisadas y terciopelo, con la asistencia del líder de CiU, Artur Mas, que suele frecuentar este escaparate de moda. En ropa interior Totón Comella recupera los bodys de una sola pieza, el tul calado y las prendas de encaje con lurex y, por primera vez, muestra un par de conjuntos, de color negro, que no requieren un cuerpo de modelo, con braguitas y sujetadores que cumplen claramente la función que se les supone.