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La Comisión Europea (CE) restableció ayer la autorización de transgénicos en los países comunitarios, que estaba paralizada desde 1998 por el rechazo de algunos países a vender esos organismos en su territorio.

Byrne hizo referencia a la nueva normativa sobre etiquetado y seguimiento de los OGM -que entró en vigor el pasado 18 de abril- y que la UE preparó con el fin de ofrecer las garantías suficientes al consumidor para que los transgénicos que entraran en la UE son seguros.

Bruselas decidió permitir la comercialización de un Organismo Genéticamente Modificado (OGM) -el maíz bt11- y acabar con al bloqueo existente desde hace seis años a la aprobación de esos productos, situación conocida como «moratoria de facto».

El Ejecutivo comunitario ha puesto punto y final a la moratoria unilateralmente, porque en el Consejo de Ministros de la UE no ha habido una mayoría suficiente ni a favor ni en contra del citado maíz, que era el expediente más adelantado de los OGM pendientes de autorización.

El comisario europeo de Sanidad, David Byrne, afirmó que la CE «no ha actuado como promotor, sino que ha asumido su responsabilidad, basándose en una legislación estricta y clara».

La CE insiste en que la normativa fue consensuada por todos los Estados miembros.

Al margen, la producción de OGM en la UE no se ha interrumpido porque un país, España, planta 32.000 hectáreas de maíz genéticamente modificado para elaborar piensos, recordó Byrne.

El maíz «bt11» se podrá emplear para aceites, harinas, productos de panadería, bebidas, entre otros alimentos, pero por ahora no podrá ser cultivado; en 1998 se autorizó la importación de ese OGM para piensos.

La autorización acordada hoy tiene una validez de 10 años y entra en vigor una vez que la CE haya notificado su decisión a la empresa comercializadora -la suiza Syngenta-.