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EFE - PETRA (JORDANIA)
Los príncipes de Asturias visitaron ayer tarde la ciudad nabatea de Petra, la joya arqueológica del reino de Jordania, país al que viajaron para asistir a la fiesta de boda de los herederos jordanos, los príncipes Hamzah y Noor.

Los príncipes de Asturias llegaron a Petra a las cinco de la tarde para observar de cerca las famosas ruinas nabateas, que recorrieron a pie durante una hora y media. Visitaron sus numerosos templos y palacios labrados en la roca.

Cogidos de la mano y vestidos con ropa y zapatillas deportivas, la pareja se mezcló entre los turistas que admiraban los templos nabateos de Petra, aunque seguidos por los numerosos periodistas posaron también para ellos entre las ruinas y la vistosidad de los camellos que hacen el camino hacia Petra.

El Príncipe, que llevaba la cámara de fotos al hombro, tomó muchas instantáneas de su esposa buscando el ángulo adecuado y más vistoso para plasmar los principales rincones históricos. Doña Letizia también quiso tomar algunas fotos de recuerdo.

Para esta visita turística, la princesa Letizia usó un atuendo muy deportivo y cómodo, con pantalón de algodón de rayas y camisa de lino blanca. También llevaba una guía sobre la historia de esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Felipe de Borbón, con vaqueros y camisa a cuadros, charlaba con el guía local, que le daba todo tipo de explicaciones sobre la historia de esta ciudad.

Los Príncipes quisieron que su visita fuera a última hora de la tarde, para evitar el intenso calor que domina en este lugar enclavado en mitad del desierto jordano. Petra, una ciudad nabatea que alcanzó su máximo esplendor en los siglos I y II después de Cristo y que era un paso comercial clave con la Península Arábiga en el comercio de las especias, es hoy la atracción turística por excelencia de Jordania.