Momento de la detención de los inmigrantes llegados a Motril el fin de semana pasado.

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La secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, confirmó ayer que el Gobierno estudia la derogación de la norma que permite la expulsión automática de los inmigrantes ilegales condenados a menos de seis años, lo que no evitará que la expulsión se produzca una vez cumplida la pena.

También se refirió Rumí a la llegada de pateras a las costas españolas, e indicó que «se está haciendo un esfuerzo, pero los efectos no son inmediatos; este fin de semana ha sido una imagen clara de lo dramática y trágica que es la llegada de los inmigrantes en patera, y de la inmigración clandestina», dijo en alusión al naufragio en el que, en Tarifa, se han rescatado cinco cadáveres.

«Es lógico que lo hagamos porque nos parecía una reforma muy injusta e ineficaz por el efecto de animar a cometer delitos y, solo un matiz, derogarla para no expulsarles inmediatamente, pero evidentemente porque queremos que cumplan la pena de cárcel aquí, y después la expulsión, que no se suprime en ningún caso», explicó Rumí.

La responsable de inmigración también dijo que esa norma, puesta en marcha por el Gobierno del PP, es «discriminatoria con los españoles o con los inmigrantes regulares, que tienen que ir a la cárcel».

«Si se quiere ganar la batalla contra la inmigración irregular hay que hacerlo con mucha contundencia. La patera es la imagen de la inmigración clandestina y también del tráfico y extorsión de los seres humanos», señaló Rumí, quien no obstante precisó que del total de irregulares que entran en España, sólo el 10 por ciento utiliza la patera.

Por otra parte, en Ceuta más de 400 inmigrantes duermen fuera del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) debido a la saturación de este recinto, que tiene cubiertas sus 420 plazas y que tiene previsto aumentar su capacidad con 50 nuevas en los próximos días.