El esfuerzo de los científicos por conocer cómo era la nebulosa de
la cual surgió el Sistema Solar concluyó ayer mal cuando se
estrelló en el desierto de Utah la sonda «Génesis» y su carga de
partículas de «viento solar».
El fallo estuvo en la carga explosiva que debía soltar el
paracaídas y que no llegó a estallar. Hasta el momento no ha sido
posible determinar si será posible recuperar algo del material o se
habrá perdido para siempre.
La NASA, que había lanzado la «Génesis» en agosto de 2001, había
planificado que, a su retorno, la cápsula de más de 200 kilos
descendiera lentamente gracias a un paracaídas y unos helicópteros
la atraparan en pleno vuelo con unos ganchos.
En una misión que ha tenido un costo de 264 millones de dólares,
«Génesis» orbitó tres veces al Sol en traslación sincronizada con
la Tierra a 1,5 millones de kilómetros del planeta, fuera del
escudo magnético que desvía el viento solar.
En esa región, durante 27 meses, unos receptáculos especiales de
la sonda quedaron expuestos al torrente de partículas, que los
científicos consideran entre las más antiguas del Sistema Solar y
que pueden dar la clave sobre cómo se creó este sistema.
Pero las expectativas de los científicos quedaron frustradas
cuando «Génesis» y su carga solar se estrellaron en el suelo del
desierto de Utah a unos 160 kilómetros por hora.
El método que se había previsto para recuperar la cápsula, que
se intentaba ayer por primera vez en el área civil de la
exploración espacial, tiene su antecedente en las operaciones
militares durante la Guerra Fría, cuando helicópteros recogían las
cápsulas con fotografías que dejaban caer los satélites de
espionaje.
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