Los Reyes, los príncipes de Asturias -testigos él del novio y
ella de la novia- los duques de Lugo y de Palma figuraban entre los
más de quinientos invitados al enlace, en una tarde soleada y
calurosa a los pies de la Sierra de Guadarrama.
A las seis en punto, sin el retraso que es costumbre en las
novias, llegó a la Colegiata del Real Sitio de San Ildefonso, un
edificio neoclásico adosado al Palacio de la Granja, Laura Ponte,
acompañada por su padre y padrino, José Manuel Ponte
Mittelbrunn.
Laura Ponte de apariencia muy años 30, por su peinado y un velo
de encaje antiguo, propiedad de su familia, que sujetaba con una
diadema de brillantes propiedad de quien a partir de ayer será su
suegra, la infanta doña Pilar de Borbón, hermana mayor del Rey. La
ifanta doña Elena vestía abrigo y traje en cuadros rosa y beige y
su hermana doña Cristina un vestido de gasa color verde musgo.
Por otra parte, cerca de trescientas personas se agolparon tras
unas vallas, a pleno sol, frente a la Colegiata de la Granja, donde
tuvo lugar el enlace.
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