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EFE-ASTURIAS
«¿Para cuándo un Pelayín?». Así recibieron ayer a los príncipes de Asturias dos vecinas del pueblo de Villar de Vildas, situado en el concejo de Somiedo, en plena cordillera cantábrica. «Vendrá, pero no sé cuando», respondió sonriente doña Letizia, ante la mirada de don Felipe.

La primera ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias en la que doña Letizia Ortiz acompañó a su esposo provocó una honda emoción en la Princesa, quien ayer confesaba este sentimiento en Oviedo, mientras que el Heredero de la Corona la intentó tranquilizar asegurando que el próximo año «ya no pasará».

Pero no fue ésta la única anécdota relacionada con la esperada paternidad de los príncipes de Asturias, ya que otra vecina, Jacinta Batanete, les regaló unos patucos, de color azul y blanco, tejidos por ella misma.

Fueron dos de las numerosas muestras de cariño que los Príncipes recibieron durante su visita a esta pequeña y pintoresca localidad del suroccidente del Principado, ganadora este año del Premio Pueblo Ejemplar, otorgado por un jurado convocado por la Fundación Príncipe de Asturias.

Un pueblo hasta hace unos años deprimido y que en la actualidad vive de la ganadería y del turismo rural, situado en un entorno natural de impresionante belleza, en esa Asturias «milenaria y acogedora, la del aire limpio y el silencio, de bosques centenarios, imponentes montañas y profundos valles», como dijo don Felipe en la plaza del pueblo, ante los vecinos.

Un lugar en el que habita el oso, el lobo y el urogallo, y en cuyos prados y bosques de hayas y robles pastan las vacas de raza Asturiana de los Valles que crían con mimo los poco más de cien habitantes de este pueblo. Un paraíso natural al que, gracias al empeño de los vecinos, ha llegado Internet, como pudieron comprobar los Príncipes.