El ministro de Defensa, José Bono, preguntado por las críticas del
Papa al Gobierno, señaló que el Papa es «un referente moral» y
afirmó que «la fe no es algo que pueda imponer un gobierno, no es
algo que pertenece al Estado, sino a las personas».
Bono afirmó que «Cristo estaría hoy más preocupado de los 25.000
niños que mueren de hambre todos los días, o de las guerras. Creo
que Cristo estaría con los pacíficos».
«No se le puede pedir ni imputar al gobierno ser la causa del
laicismo», indicó Bono quien agregó que en la Iglesia jerárquica
deberían pensar si no tienen algo de culpa en el apartamiento de la
fe cristiana porque a estas alturas del curso mucha gente buena
cuando usa un preservativo cree que tiene conciencia de que están
pecando contra Dios».
«Si encuentran en Europa algún país que trate a la iglesia
católica mejor que el Gobierno de España en cumplimiento de los
acuerdos entre ambos Estados, por ejemplo en materia de educación,
que nos lo digan», puntualizó.
Tras indicar que «no se puede estar permanentemente criticando
al Gobierno de laicismo», Bono destacó que «algunos jerarcas de la
Iglesia católica deberían pensar que sus actitudes excesivamente
antiguas hacen que la gente se aleje».
El portavoz del PSOE en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba,
considera que en el discurso del Papa hay «pasajes fuera de lugar»
como los relativos a la administración de los recursos hídricos en
el territorio español. «Criticar desde Roma el Plan Hidrológico me
parece un poquito peculiar. No veo relación entre el trasvase del
Ebro y el Papa», dijo.
El portavoz socialista subrayó que el PSOE es enormemente
respetuoso con las críticas y «no le cuesta nada rectificar» si es
preciso, aunque en este caso cree que se han deslizado algunas
acusaciones injustas y desmesuradas. A su juicio, «parece que quien
le pasó el guión, se le fue la mano y se olvidó de recortar el
punto final».
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