Con su llegada, Jackson también fijó el tono de este proceso,
que ha sido descrito como «el mayor espectáculo del mundo», dada la
popularidad del artista.
Jackson, de 46 años, llegó con una actitud decidida y, sin más
preámbulos que un breve saludo a los cientos de seguidores que se
habían dado cita a las puertas del tribunal, se dirigió al edificio
donde será juzgado.
El cantante está en libertad bajo fianza de tres millones de
dólares y se ha declarado inocente de todos los cargos en un caso
en el que, de ser encontrado culpable de todas las acusaciones,
podría pasar 20 años en la cárcel. Ataviado de blanco de los pies a
la cabeza, Jackson ocultaba su mirada tras unas gafas oscuras.
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