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EFE-CIUDAD DEL VATICANO
Juan Pablo II continuará ingresado «por precaución» en el Policlínico Gemelli, de Roma, durante algunos días más, aunque evoluciona favorablemente y prueba de ello es que no tiene fiebre y lee los diarios «para seguir -según afirmó- la evolución de mi enfermedad».

El parte de ayer se conoció un día después de que el Pontífice apareciera por primera vez tras la hospitalización en la ventana de su habitación para bendecir a los fieles tras el rezo del Angelus. No tenía mal aspecto, pero se le notó fuertemente cansado, con la voz muy ronca y apenas perceptible.

«Continúan mejorando las condiciones generales del Santo Padre, que no tiene ya fiebre, se alimenta regularmente y ha transcurrido algunas horas sentado en un sillón. Por evidentes motivos prudenciales le ha sido aconsejado que prolongue su permanencia en el Policlínico Gemelli durante algunos días más», afirmó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls.

Navarro, que acudió ayer al «Gemeli», como todos los días tras la hospitalización del Papa, señaló que el próximo parte médico será emitido el próximo jueves, 10 de febrero.

De hecho, la voz ronca y apenas inteligible del Papa ha abierto interrogantes sobre su capacidad para ejercer su ministerio y devuelve a la actualidad las diferencias entre los cardenales sobre la eventualidad de un Papa «que no puede hablar».

Haciendo un gran esfuerzo, el anciano Pontífice, de 84 años, impartió el domingo desde la ventana de la habitación en que está ingresado desde el 1 de febrero, la bendición apostólica y dijo «gracias». Fueron sólo unas cuantas palabras, las suficientes para evidenciar, según los médicos, la progresiva pérdida de su capacidad para hablar, uno de los síntomas de la evolución de la enfermedad de Parkinson.