El Angelus que presidió Juan Pablo II el domingo en la plaza San
Pedro constituyó un anticipo del ceremonial de Semana Santa que
prevé aplicar el Vaticano para adaptarlo a la delicada salud del
Papa.
Dos obispos, el argentino Leonardo Sandri, sustituto de la
Secretaría de Estado, y numero «tres» del Vaticano y el polaco
Stanislao Dziwisz, tuvieron que asistir al Papa en su primera
aparición pública después de haber permanecido diez días en el
hospital por una laringotraqueítis aguda.
El hecho de que los organizadores de las ceremonias del Vaticano
le hayan disminuido el número de intervenciones habladas durante el
Angelus dominical implica un cambio de hecho del protocolo
vaticano.
Después de haber pronunciado unas pocas palabras en italiano, lo
que fue recibido con aplausos y tranquilizó a los católicos sobre
la pérdida de su capacidad de hablar, el Papa delegó a sus
asistentes la lectura de la homilía y los saludos en distintas
lenguas.
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