El descenso fue impecable, y después de una pausa en el centro de
la pista, Fossett condujo el Global Flyer hasta el lugar de
estacionamiento, cerca de los edificios del aeródromo. Entre los
más entusiastas se contaba Richard Branson, el propietario de
Virgin Airlines, que financió la construcción del Global Flyer y la
aventura de Fossett, un millonario que suma el último récord
pendiente de la aviación mundial a una larga lista de marcas
aeronáuticas y marinas.
La travesía de unos 36.895 kilómetros llevó a Fossett durante 67
horas, 2 minutos y 38 segundos desde Salina (Kansas) a los cielos
sobre Inglaterra, el mar Mediterráneo, Àfrica, Pakistán, India,
China, Japón, el océano Pacífico y el oeste de EEUU. Miles de
aficionados a la aeronáutica celebraron la proeza cuando el Global
Flyer tocó tierra en una tarde soleada en el aeródromo de Kansas.
Tres minutos antes del aterrizaje, Fossett soltó un pequeño
paracaídas de tracción que disminuyó la velocidad de la
aeronave.
Con una enorme bandera de cuadros blancos y negros, Branson dio
la señal formal de la llegada a meta para Fossett, quien salió
entumecido tras pasar casi tres días sentado en la estrecha cabina
de mando del avión. Los dos hombres celebraron a continuación el
buen fin de la travesía abriendo una botella de vino espumoso.
Durante la proeza aeronáutica, Fossett tomó sólo breves siestas,
se alimentó de batidos de proteínas y superó una pérdida de
combustible de su avión que puso en duda el éxito de la misión
cuando volaba sobre el Océano Pacífico hacia Hawai.
A las 18:01 GMT del miércoles, Fossett había completado más de
19.312 kilómetros de vuelo y superó así la marca establecida en
1963 por un avión militar B-52. Para que el vuelo alrededor del
mundo quede registrado en los anales de la aviación, la Federación
Aeronáutica Internacional exige que comience y termine en el mismo
aeródromo.
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