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Gran parte de los accidentes de tráfico que se producen en España son consecuencia de alguna infracción de velocidad ya sea por sobrepasar los límites establecidos, conducir de forma inadecuada a las condiciones existentes o circular a marcha lenta, según un estudio de Línea Directa Aseguradora. Los mayores afectados por los accidentes siguen siendo los jóvenes que en muchas ocasiones a la infracción de velocidad suma una ingesta inadecuada de alcohol que multiplica las posibilidades de sufrir un accidente.

La infracción de velocidad aumenta la frecuencia de los accidentes de tráfico, pero sobre todo aumenta la gravedad de los mismos. Según un estudio que parte de los datos estadísticos oficiales de la Dirección General de Tráfico entre 1999 y 2003 uno de cada cinco accidentes con víctimas se debe a una infracción de velocidad.

Cada año se producen 20.000 accidentes por esta causa. El porcentaje de fallecidos es el doble en los accidentes en los que ha intervenido la velocidad que en aquellos en los que no se ha cometido ninguna infracción de este tipo.

La principal causa de este tipo de siniestros, en contra de lo que se pensaba, no es la velocidad excesiva, sino conducir de forma inadecuada a las condiciones del entorno. El 83% de los accidentes por velocidad se debe a que el conductor no adapta su conducción a las circunstancias que le rodean y el 16% al exceso de velocidad. La marcha lenta tiene menos trascendencia. Sólo provoca el 1% de los accidentes.

Cuando las condiciones atmosféricas empeoran, la velocidad cobra relevancia. Los factores climatológicos que más afectan a la conducción son el granizo, la lluvia, la nieve y el hielo. Cuando graniza, el 52% de los conductores implicados en accidentes ha cometido una infracción de velocidad, es decir, circula sin adecuarse a las condiciones. Lo mismo ocurre cuando llueve: el 24% de los accidentes ocurren por circular a una velocidad inadecuada.

Este tipo de siniestros se produce fundamentalmente en desplazamientos de ocio, sobre todo en fines de semana y meses tradicionalmente vacacionales: enero, agosto y diciembre. Ocurren por la noche, en carretera, y habitualmente cuando el conductor lleva entre 1 y 3 horas continuadas al volante.