La vida de Terri Schiavo, una mujer en estado vegetativo, depende
de la decisión de un juez federal de ordenar o no que se la
reconecte a la máquina que la ha mantenido con vida los últimos
quince años. Los líderes republicanos, además de los padres de la
mujer de 41 años, Bob y Mary Schindler, dan por descontado un
dictamen afirmativo, pero les apremia que éste se realice lo antes
posible para que su cuerpo no sufra daños.
Por tanto, la intervención del Congreso in extremis y del
presidente de EEUU, George W. Bush, habrán evitado la muerte de
Terri Schiavo, a quien fue retirada el viernes pasado la sonda que
le alimentaba, por orden de un juez del estado de Florida.
Gracias a la «Ley para aliviar a los padres de Teresa Marie
Schiavo» aprobada, los Schindler tendrán acceso a los tribunales
federales, que no tienen jurisdicción normalmente sobre este tipo
de casos, que son llevados por las cortes estatales.
El tubo que la suministraba alimentos y líquidos fue retirado el
viernes por orden de un juez estatal de Florida a petición de su
marido, Michael Schiavo, que mantiene que su esposa le dijo que no
querría vivir en la condición en la que se encuentra.
Los Schindler quieren mantener con vida a su hija a toda costa,
a pesar de que los tribunales estatales han concluido que se
encuentra en un «estado vegetativo permanente». Sus abogados
indicaron que presentarían el recurso ante el tribunal federal de
distrito en Tampa, Florida. Se espera que el juez federal que
reciba el caso, una asignación que se hace aleatoriamente, ordene
el mantenimiento con vida de Terri Schiavo mientras las apelaciones
corren su curso. Con ello se inicia otro capítulo legal en el caso
de esta mujer, que en 1990, cuando tenía 26 años y hacía un fuerte
régimen de adelgazamiento.
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