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EFE-MIAMI
Cuando se cumple una semana sin que Terri Schiavo reciba agua ni alimentos, hasta los más decididos defensores de la vida de esta mujer, que lleva 15 años en estado vegetativo, empiezan a resignarse a lo que parece inevitable. Los padres de Terri, de 41 años, recibieron ayer un nuevo revés legal al negarse el juez de Florida James Whittemore a estudiar una nueva apelación para que se le conecte de nuevo la sonda que la alimenta y la mantiene atada a la vida.

Las opciones legales para salvar su vida se agotan y la mujer puede morir de hambre y de sed. «Su respiración comienza a ser muy superficial, se ve que esto le está afectando», declaró ayer Bob Schinler, padre de Schiavo, al programa de televisión de ABC «Buenos Días América».

Más tarde, en rueda de prensa frente a la clínica donde se encuentra internada su hija, Schinler depositó todas su esperanzas en la corte de apelaciones, donde ayer presentó otro recurso tras el fallo del juez de la Florida. «Hemos presentado un caso muy sólido», afirmó, tras recurrir la decisión del Whittemore ante el undécimo Tribunal de Apelaciones de Atlanta, que ya en ocasiones pasadas ha rechazado recursos similares para reinsertarle a Terri la sonda.