El enlace entre Carlos y Camilla se celebrará dentro de dos días tras muchos inconvenientes.
Londres06/04/05 0:00
Decididamente, la boda del príncipe Carlos de Inglaterra con Camilla Parker-Bowles, que debía ser el enlace del año, es una boda con gafe. La mala suerte persigue a la pareja de ya maduros divorciados desde que, el pasado 8 de febrero, tuvieron que anunciar precipitadamente su matrimonio civil por culpa de una filtración periodística.
La carrera de obstáculos en que se ha convertido la boda de Carlos y Camilla empezó en realidad poco después de que se hiciese público que quienes han sido amantes contra viento y marea durante más de treinta años iban por fin a matrimoniar, oficializando así su relación. No tuvieron que ir muy lejos: la boda sería en el Ayuntamiento de esa pequeña localidad, un edificio poco impresionante, a pocos metros del castillo, donde por unos 425 euros todo hijo de vecino puede casarse por lo civil cualquier día del año. La Reina dijo que no pondría pie en el lugar del registro civil y que no saldría del castillo ni siquiera para asistir al enlace de su primogénito. Finalmente se encontró una solución: el acto civil en el Ayuntamiento sería seguido de una bendición por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en la capilla del castillo.
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