«La inmigración, y en particular la inmigración ilegal, está siendo
asociada en el imaginario popular con la delincuencia y el
terrorismo. Esta imagen ha sido confirmada por los atentados con
trenes bomba de marzo de 2004 en Madrid que mataron a 200 personas,
y que al parecer fueron organizados por un grupo de
norteafricanos», señala el estudio del Observatorio. Asimismo,
critica que «algunos políticos y altos responsables de policía»,
sin citar a ninguno, refuerzan esta «imagen negativa» de los
extranjeros al establecer también asociaciones entre inmigración
ilegal y delincuencia.
Este análisis está contenido en un estudio comparativo sobre la
'Violencia racista' que recoge datos de los 15 antiguos Estados
miembros sobre el problema y las respuestas a este fenómeno durante
el período 2001-2004, y que se ha elaborado con la información
suministrada por la Red Europea de Información sobre el Racismo y
la Xenofobia (Raxen). En el capítulo dedicado a España se apunta
que «la sociedad española se está volviendo cada vez menos
tolerante hacia los inmigrantes». Además, «hay pruebas de un
incremento del número de ataques racistas organizados por la
extrema derecha, la mayor parte de los cuales ocurren en las
grandes áreas urbanas y en la periferia de Madrid, Barcelona y
Valencia».
También se ha registrado un aumento de «ataques racistas
espontáneos que no pueden atribuirse a grupos organizados». No
obstante, se precisa que la falta de datos oficiales o no oficiales
sobre esta cuestión impide conocer el alcance exacto del
fenómeno.
El Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia compara la
«dura y rigurosa» política de inmigración del anterior Gobierno del
Partido Popular, centrada exclusivamente en la «seguridad», con el
enfoque «más positivo» del Ejecutivo de José Luis Rodríguez
Zapatero, del que destaca el proceso de regularización, «que da a
800.000 inmigrantes la oportunidad de residir y trabajar legalmente
en España.
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