Activistas medioambientales se sorprendieron con las nuevas cifras,
que fueron presentadas un año después de que el Gobierno brasileño
anunciara un paquete de medidas de 140 millones de dólares para
reducir la destrucción. «Se trata de una tragedia, una demostración
de que se necesita hacer más por parte del Gobierno», aseguró el
director del programa de Greenpeace para el Amazona, Paulo Adario.
«Claramente, evitar la deforestación del Amazonas no constituye una
prioridad del Gobierno por ahora», apuntó. «Intensificaremos
nuestras acciones para combatir la deforestación ilegal en las
áreas más críticas», declaró por su parte la ministra de Medio
Ambiente, Marina Silva.
Fotografías tomadas vía satélite e información registrada
indicaron que propietarios de tierras, agricultores de soja y
madereros quemaron y cortaron grandes extensiones, un récord de
26.130 kilómetros cuadrados de bosques tropicales en 12 meses,
hasta el mes de agosto del 2004, según el Ministerio brasileño de
Medio Ambiente.
De este modo, y según estos datos, la destrucción fue casi un 6
por ciento mayor que en el mismo período un año antes, cuando
fueron destruidos 24.600 kilómetros cuadrados.
Por su parte, Greenpeace denunció que el mercado español tiene
una «gran responsabilidad» en la destrucción de la selva amazónica
pues, según la organización, las importaciones españolas de soja y
madera proceden de regiones «asoladas por la deforestación y la
tala ilegal».
En una nota, el colectivo ecologista aseguró que esta
responsabilidad se agrava tras los nuevos datos de deforestación
hechos públicos por el Gobierno de Brasil. El colectivo afirma que
las importaciones españolas de soja y de madera proceden de los
Estados de Mato Grosso y Pará, regiones amazónicas «asoladas por la
deforestación y la tala ilegal», con lo que el mercado español es
«cómplice» de la deforestación.
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