Un total de 890 municipios de los 946 que hay en Catalunya han sido
declarados zonas de «excepcionalidad» por la escasez de agua, lo
que significa que en sus términos municipales se deberá reducir el
consumo de agua en la industria, los riegos y el aprovechamiento
hidroeléctrico.
Las lluvias caídas en España desde septiembre del año pasado a mayo
de este año han dejado 367 litros por metro cuadrado, mientras que
en el mismo periodo del año hidrológico pasado, se recogieron 650
litros por metro cuadrado, es decir, este año hidrológico ha
llovido un 44 por ciento menos.
El director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Jaume Solá,
explicó ayer en rueda de prensa que hoy entra en vigor un edicto,
que se actualizará cada 15 días, en el que se identifican las áreas
de Catalunya «que han entrado en excepcionalidad, de acuerdo con
los criterios del decreto de sequía aprobado en mayo».
Solá resaltó que esta situación, que afecta al 95% de los
municipios catalanes, es «preventiva, de cara a conseguir que no
haya problemas de restricciones y, por tanto, no queremos que cunda
la alarma, sino que la gente se conciencie».
A partir de hoy, en los municipios de la cuenca del Ter los
regantes verán disminuidas sus dotaciones de agua en un 20%,
mientras que aquellos que aprovechan el agua de los ríos para
generar energía eléctrica sólo podrá usar lo que baje por estas
cuencas, «la mínima agua que estamos dejando salir de los
embalses», precisó el director del ACA. Solá advirtió de que
quienes aprovechan el agua a pie de presa «sólo podrán turbinar el
agua que salga de la misma para garantizar que más adelante haya
agua suficiente para abastecer a la población».
La actual situación de sequía que hay en Catalunya es la más
grave de los últimos 60 años, y según los datos estadísticos que
existen sería parecida a la del año 1945.
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