El proceso se abrió en Roma porque en esta ciudad murió Juan
Pablo II el pasado 2 de abril, a los 84 años de edad y tras casi 27
de pontificado, y fue obispo de la Ciudad Eterna. La causa se ha
abierto tres meses después de su muerte, por deseo expreso del papa
Benedicto XVI, sin tener que esperar a que transcurran cinco años
de su muerte, como establece el Código de Derecho Canónico.
Ruini se mostró convencido de que el proceso será breve,
teniendo en cuenta -dijo- los numerosos testimonios que llegan a
diario al Vicariato informando sobre gracias logradas por la
intercesión de Juan Pablo II.
Según el Vicariato de Roma, todos los días le llegan una media
de cien cartas procedentes de todo el mundo. La mayor parte
proviene de América Latina y están escritas en español.
El cardenal Ruini hizo un recorrido por la vida del fallecido
Pontífice, resaltando que el estallido de la Segunda Guerra mundial
(1939-1945) marcó a «Lolek», como era conocido, «una persona de
gran profundidad espiritual».
Subrayó los duros años del comunismo en Polonia y la labor
realizada por el sacerdote Wojtyla, un místico que amó a los
grandes San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
Karol Wojtyla, añadió Ruini, desarrolló una gran labor educativa
en aquellos años y resaltó que con sólo 38 años fue nombrado
arzobispo de Cracovia.
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