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MADRID. EFE. El Príncipe de Asturias destacó hoy, emocionado, cuatro horas después del nacimiento de Leonor, su primera hija, que este acontecimiento tiene una «trascendencia institucional», ya que se trata de un «hecho muy significativo desde el punto de vista político y constitucional».

Don Felipe, a las pocas horas de convertirse por vez primera en padre, compareció ante los periodistas que, en un una noche de lluvia, aguardaron a la puerta de la Clínica Ruber Internacional de Madrid al nacimiento de la que ya es Infanta Leonor, cuyo bautizo, según anunció el Príncipe, será después de Navidades. Nervioso y emocionado, el Príncipe de Asturias, reconoció que para cualquier padre el nacimiento de un hijo «es lo más bonito que te puede ocurrir» y reconoció que él y la Princesa Letizia están «felices y radiantes».

Momentos antes, el doctor Luis Ignacio Recasens, que atendió el parto y el embarazo de la Princesa, informó de que el nacimiento de la primogénita de los Príncipes se ha producido a las 37 semanas de gestación y que, por lo tanto, se ha adelantado unos días. La recién nacida ha pesado 3'540 gramos y mide 47 centímetros. Una niña «grande y parece que fuerte», señaló don Felipe. Una niña que desde la 01.46 horas de esta madrugada es Alteza Real e Infanta de España.

El médico que atendió el parto explicó que a la Princesa se le ha practicado una cesárea para dar a luz a su hija, que había sido un parto sin complicaciones y que, tanto la madre como la pequeña, se encuentran en «perfecto estado de salud».

Don Felipe ha visto cumplido su deseo de estar presente en el parto de su primera hija, hecho que fue relatando pormenorizadamente a su esposa, «a pesar de mi poca capacidad técnica sobre la materia», comentó. Aseguró que esperaban el nacimiento para finales de noviembre pero que finalmente se ha adelantado tres semanas. «Parecía un parto normal pero al final ha acabado en cesárea», subrayó.

El alumbramiento de la Infanta Leonor tiene una clara trascendencia institucional para el Príncipe de Asturias, quien dijo que «para la monarquía parlamentaria es consustancial la sucesión». Una idea ésta en la que ya abundó, recordaba esta noche don Felipe, cuando se comprometió oficialmente con doña Letizia hace casi dos años y cuando contrajo matrimonio con ella el 22 de mayo de 2004. Habló también de la reforma de la Constitución impulsada por el Gobierno y sobre la que existe el más amplio consenso político, y que persigue la equiparación de la mujer y el hombre en la sucesión al trono de España. Una reforma a la que obliga «la lógica de los tiempos» y que responde, aseveró, «al sentir mayoritario de los españoles». «Las Cortes deben valorar el momento político de la reforma, que tenga el mayor consenso posible», recalcó don Felipe.

El Príncipe eludió pronunciarse sobre si esa reforma es urgente y destacó que «los tiempos los deben marcar las Cortes Generales, que deberán valorarla». Nada más nacer su hija, el Príncipe de Asturias telefoneó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al del Congreso, Manuel Marín, para informarles de la llegada al mundo de la pequeña Leonor. También habló con los Reyes, «a pesar de la hora», para decirles que había sido una niña y que se va a llamar Leonor. Los Reyes se mostraron «muy contentos» por el nacimiento de su séptimo nieto, «la misma alegría que siente cualquier abuelo o cualquier padre que habla con un hijo que acaba de tener descendencia», afirmó el heredero de la Corona.

«Nos sentimos muy felices toda la familia», volvió a insistir don Felipe, quien indicó que «de momento ha nacido una Infanta», al responder a la pregunta de un periodista sobre si hoy había llegado al mundo una futura reina. Al detallar el momento del parto dijo que, al principio, cuando tuvo por primera vez a su hija en brazos no se fijó en ver si era niño o niña, circunstancia que achacó a los nervios.

Ya, cuando le habían recogido a la recién nacida de sus brazos fue cuando se dio cuenta y preguntó al equipo médico que atendió el parto por el sexo del bebé. Fue entonces cuando supo que había sido una niña. Durante todo el embarazo, los Príncipes habían dicho que no querían conocer con antelación si era niño o niña y que lo único que les preocupaba es que todo transcurriera bien.

Doña Letizia, según contó el Príncipe, a pesar de los momentos que vivía, quiso conocer todos los detalles sobre lo que ocurría en el paritorio de la Clínica Ruber Internacional donde dio a luz y donde había ingresado según el doctor Recasens, a las 20.30 horas. El Príncipe fue preguntado sobre a quién pensaba él que se parece la Infanta Leonor. «A primera vista tiene rasgos de los dos, pero pronto la van a ver», refirió.

Sobre el nombre de la pequeña, Leonor, hizo hincapié en que se trata de «un nombre con muchos vínculos históricos» y que lo han elegido porque les gustaba a los dos. En estos meses de espera, los Príncipes, según reconoció esta madrugada don Felipe, han barajado muchas posibilidades, tanto si era niña como si era niño, pero finalmente hoy, en el «último momento», se han decidido por el de Leonor. Cuando la pequeña Leonor apenas tiene unas horas de vida, su padre fue preguntado esta madrugada por su futura educación y dijo que confían educarla para que «pueda afrontar los retos del futuro, que serán en su vida».

A la recién nacida, según informó el doctor Recasens, se le tomaron las huellas digitales nada más nacer, como ocurre con todos los bebés que vienen al mundo en la Comunidad de Madrid, para evitar problemas de identificación, algo que hasta ahora no había ocurrido antes con un miembro de la Familia Real.

La madre de doña Letizia, Paloma Rocasolano, llegó a la Clínica Ruber Internacional a las 02'09 horas, minutos antes del nacimiento de la pequeña Leonor, que es segunda nieta. Tras la comparecencia ante la prensa no se repartió cava para brindar con el Príncipe por su recién estrenada paternidad, dada la hora de la madrugada y de las muchas horas que los informadores han tenido que esperar bajo una intensa lluvia hasta conocer el nacimiento de Leonor. Don Felipe había comenzado sus palabras agradeciendo a los informadores su paciencia en esta noche «larga para todos» y soportando las inclemencias del tiempo.

Como padre por vez primera, la cara de un hijo y la cara de la madre en ese momento es muy emocionante, expresó el Príncipe de Asturias, quien tuvo también palabras de «profundo agradecimiento» para el doctor Recasens y para su equipo médico, de quien destacó su capacidad profesional y su manera «humana con que nos han hecho sentir seguros y tranquilos». También tuvo palabras de agradecimiento para la Clínica Ruber Internacional, para sus trabajadores y para el resto de pacientes, y dijo que confía que toda esta situación les ocasione los menores trastornos posibles.

Un portavoz de la Casa del Rey informó a Efe de que el doctor Recasens ha recomendado tranquilidad a la Princesa y que las visitas a la madre y a la recién nacida no se produzcan hasta después del mediodía de hoy.