José Antonio Gordo, uno de los muchos ejemplos de transexuales que reclaman su reconocimiento legal.

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Jorge Martín, presidente de la Asociación «El hombre transexual», organizadora de las jornadas celebradas en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, destacó la importancia de esta organización para los hombres que nacieron con cuerpo de mujer. El principal objetivo de la asociación, explicaron en declaraciones sus promotores, es ayudar a otros hombres que tienen que pasar por un largo y doloroso proceso médico y personal hasta que la sociedad, la gente de su entorno, e incluso muchas veces ellos mismos, aceptan su condición masculina. Carlos, nombre de un activista que no quiere dar sus apellidos por miedo al rechazo social y porque todavía su familia política, sus compañeros de trabajo y la mayoría de sus amigos no conocen su condición de transexual, dijo que la sociedad debe entender que «no se trata de un capricho, de una elección, ni de un deseo pasajero».

Tras muchos problemas y el rechazo de sus padres, que hoy están orgullosos, Carlos se atrevió a luchar por ser feliz y hoy está felizmente casado, tiene un trabajo estable y se plantea dentro de poco tener un hijo gracias a la inseminación artificial de su mujer. Nada en su aspecto, en sus modales ni en su voz delata que un día tuvo un cuerpo de mujer y confiesa que la testosterona, hormona masculina, es más fuerte que los estrógenos femeninos.

Su historia es la de muchos, refiere que desde siempre se sintió distinto ya durante la infancia y que los problemas llegaron en la pubertad cuando sus padres y maestros le exigían que se portase como lo que no era, una mujer.

Explica que ellos pasan más inadvertidos y que la integración social es más fácil que en las mujeres transexuales, a pesar de que en ellas la reasignación de sexo genital mediante una operación quirúrgica para hacer una vagina es más fácil. Como todos los transexuales, el tratamiento hormonal es de por vida y reclaman el derecho a tener una asistencia médica integral como cualquier ciudadano, y que les sometan a histerectomía y mastectomías sin tener que pagarlas de su bolsillo.

En cuanto a las intervenciones para la faloplastia dicen que están poco desarrolladas, que en España hay pocos especialistas y que en muchos casos puede provocar incontinencia, falta de sensibilidad y hasta necrosis parcial e incluso total, lo que hace que muchos retrasen la operación e incluso opten por no hacerla.

Consideran injusto y vejatorio que se obligue a los transexuales a pasar por un juzgado, a todo el papeleo legal necesario y, sobre todo, «el atentado a la dignidad personal» que supone tener que mostrar a un forense la intimidad de su sexo, por lo que piden que se acelere la aprobación de la ley de identidad de género.