Foto de archivo de Piergiorgio Welby, tomada el 23 de septiembre pasado.

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EFE-ROMA
La muerte asistida de Piergiorgio Welby, que finalmente ha visto cumplido su deseo de ser desconectado de la máquina que le mantenía con vida, ha abierto en Italia un enconado debate sobre la eutanasia.

Desde la coalición conservadora en la oposición, el diputado de Forza Italia Enrico la Loggia, destacó que la muerte de Welby es un acto «ilegal» y denunció que el Partido Radical está haciendo «un bárbara instrumentalización del caso», pues para solicitar un debate en el Parlamento «hay otras razones y otros métodos», mientras el diputado de la democristiana UDC Luca Volonté pidió a «la autoridad judicial que arreste al culpable de este homicidio, castigado por las leyes y que no puede quedar impune».

Piergiorgio Welby, el italiano enfermo de distrofia muscular que desde hace meses reclamaba la eutanasia, no había conseguido que los tribunales reconociesen lo que consideraba un «derecho personal» pero con su muerte, asistida por un médico, logró su objetivo de obligar al país a debatir el tema.

Tras su fallecimiento, la conmoción dejó paso a la polémica y al debate entre aquellos que consideran necesario crear una legislación que regule estos casos y los que acusaron al médico de «homicidio» o consideraron el gesto «como una instrumentalización política».

Aunque haciendo hincapié en la importancia de la defensa de la vida, el primer ministro italiano, Romano Prodi, comentó que un país y un gobierno deben tener en cuenta este caso y reflexionar sobre él, y consideró que se había abierto un debate que «se tendrá que continuar».