Imagen del rescate de un grupo de inmigrantes que viajaban a la deriva en una patera en aguas del sur de Tenerife.

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Alrededor de 17.600 inmigrantes irregulares fueron trasladados a la Península desde la Comunidad Autónoma de Canarias en los nueve primeros meses del año pasado, una cifra que cuadruplica la registrada en 2005.

Los centros de internamiento para extranjeros peninsulares están ubicados en Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga y Algeciras. En concreto, Madrid fue la provincia que mayor número de inmigrantes irregulares acogió, con casi 11.000 entre enero y septiembre, seguida de Málaga, con unos 2.800, y Murcia, con 1.300, aproximadamente.

Así se desprende de una respuesta parlamentaria del Gobierno, a la que tuvo acceso EFE, en la que el Ejecutivo precisa que todos los inmigrantes clandestinos que son trasladados desde Canarias ingresan en un centro de internamiento para continuar allí con el procedimiento de documentación, a fin de que puedan surtir efecto los expedientes incoados, ya sean de expulsión o de devolución.

A Madrid llegaron en ese periodo 180 vuelos que transportaban a extranjeros ilegales, mientras que Málaga recibió 58 aviones; Barcelona, 30; Murcia, 26, y Valencia, 17. Sólo en septiembre, el número de extranjeros desplazados a centros de la Península ascendió a 4.166.

Una vez en la Península, se hacen cargo de los inmigrantes las organizaciones no gubernamentales concertadas que, a su vez, los distribuyen por los diversos centros de acogida que tienen repartidos en comunidades.

Por otra parte el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, garantizó ayer que cumplirá con su promesa de trasladar 500 menores inmigrantes no acompañados desde Canarias hasta la Península, aunque advirtió que para ello necesita la autorización de las autonomías, que son las competentes.

De este modo, se refirió a las palabras del presidente del Ejecutivo canario, Adán Martín, quien manifestó que Caldera prometió dicho traslado en septiembre y, meses después, no ha cumplido su compromiso, lo que el Gobierno canario considera un «fracaso» del estatal.