Reino Unido se ha impuesto una prohibición voluntaria en la exportación de ganado y productos animales como consecuencia del brote de fiebre aftosa detectado en una granja del sur de Inglaterra, según anunció ayer el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA).
Este nuevo brote hace temer que se reproduzca el de 2001 que obligó a sacrificar entre 6'5 y 10 millones de animales. El brote se ha localizado en una granja en Wanborough, cerca de Guilford, en Surrey, donde unos 60 animales dieron positivo por fiebre aftosa en los análisis y están siendo sacrificados.
La granja estaba ya en cuarentena desde el jueves por la noche, después de que el ganado comenzara a presentar signos de padecer fiebre aftosa. Con vista a impedir el contagio y la expansión de la enfermedad, las autoridades británicas han dispuesto una prohibición el traslado de ganado vacuno, cerdos y ovejas en todo el país. El DEFRA informó de que se ha establecido una «zona de protección» de 3 kilómetros y una «zona de vigilancia» de 10 kilómetros en torno a la granja afectada.
Según la veterinaria jefe del Gobierno, Debby Reynolds, todavía es demasiado pronto para poder determinar el alcance del brote. Según explicó, se está intentado determinar la procedencia del brote, pero «la absoluta prioridad en estos momentos es evitar que se propague» la enfermedad. Asimismo, intentó tranquilizar a la población subrayando que se han registrado muy pocos casos de transmisión de la enfermedad a personas y pidió a los granjeros de todo el país que examinen su ganado en busca de síntomas.
El presidente de la Unión Nacional de Granjeros (NFU), Peter Kendall, expresó su «enorme preocupación» por la situación, y precisó que desde la NFU lo que se está intentando hacer es «transmitir a los granjeros el mensaje lo antes posible de que estén vigilantes y revisen a sus animales». «Tenemos que asegurarnos de que este es un brote aislado» por ello, explicó, «estamos trabajando con el Gobierno para garantizar que se dan los pasos correctos».
La noticia del brote de fiebre aftosa que ha hecho que el primer ministro, Gordon Brown, acortara sus vacaciones y regresara a Londres, donde presidirá una reunión de emergencia de su gabinete para discutir sobre las medidas a tomar. La ministra de Medio Ambiente, Hilary Benn, también ha tenido que suspender sus vacaciones en Italia. Según Brown los expertos trabajarán «noche y día» para establecer la fuente del brote en horas o días.
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