Nicolas Sarkozy, junto a su esposa, Carla Bruni, y el Papa intercambian presentes en el Palacio del Elíseo. Foto: ERIC FEFERBERG/REUTERS

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OTR PRESS-PARÍS El Papa Benedicto XVI llegó ayer a París con motivo de un viaje apostólico que le mantendrá en Francia durante cuatro días. En un acto oficial en el Elíseo, el Papa intervino públicamente junto al presidente francés, Nicolas Sarkozy, sobre el arraigado significado de laicidad que impera en el país. Así, mientras Sarkozy defendió que la «laicidad positiva, abierta, es una invitación al diálogo, la tolerancia y el respeto». El Papa abogó por la importancia de una «nueva reflexión» sobre su significado.

A su llegada al aeropuerto de Orly, Sarkozy, acompañado de su esposa, Carla Bruni, recibió al Pontífice al pie de las escaleras del avión, donde fue cumplimentado con honores de jefe de Estado. Tras ello, viajaron a París, donde intervinieron públicamente en el Palacio del Elíseo.

Allí, Benedicto XVI consideró que la Iglesia en Francia «goza actualmente de un régimen de libertad y que la desconfianza del pasado se ha transformado paulatinamente en un diálogo sereno y positivo, que se consolida cada vez más». Así, el Pontífice valoró la estricta defensa que el Gobierno galo mantiene del sistema laico, basándose para ello en que Cristo ya ofreció el criterio para encontrar la justa relación entre el campo político y el religioso: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Reflexión
Sin embargo, a pesar de mostrar su respeto por el arraigado sistema laico imperante en Francia, el Papa puso de manifiesto la «necesidad» de una «nueva reflexión sobre el significado auténtico y sobre la importancia de la laicidad» en un momento «histórico» en el que las culturas se entrecruzan.

No obstante, consideró «fundamental» «insistir en la distinción entre el ámbito político y el religioso para tutelar tanto la libertad religiosa de los ciudadanos.