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OTR/PRESS-MOSCÚ

Vuelta de tuerca en el singular debate sobre la memoria histórica rusa: el zar Nicolás II y toda su familia serán finalmente rehabilitados. Hace tan sólo un año, la Corte Suprema rusa se inhibió en la investigación del fusilamiento del último zar que encabezaba la gran duquesa María Vladimirovna, única descendiente de la Dinastía de los Romanov y residente en España. Sin embargo, ahora el Alto Tribunal ruso ha decidido aceptar la apelación de Vladimirovna y rehabilitar la figura de Nicolás II, lo que supone, a ojos del Derecho, aceptar que su fusilamiento fue un crimen político.

El 17 de julio de 1918, el zar Nicolás II; su esposa, Aleksandra Fiodorovna, y sus hijos, las duquesas Olga, Tatiana, María, Anastasia y el 'Tsarévich' (denominación del hijo del zar) Alexey, además del médico personal de la familia y cuatro sirvientes, fueron fusilados por los bolcheviques en la ciudad de Ekaterimburgo.

Un año y medio después de la Revolución de 1917 que culminó con el derrocamiento y exilio de Nicolás II, y ante el avance de las fuerzas contrarrevolucionarias, el comandante Yakov Yurovsky ejecutaba al zar y a su familia, incluso al perro del heredero, Alexey.

Igual que muchos de los millones de muertos que dejó la represión soviética han sido reconocidos por la Justicia rusa como víctimas de crímenes políticos bajo el amparo de la Ley de Exoneración de las Víctimas de la Represión Política, la gran duquesa María Vladimirovna, última descendiente de los Romanov, había reclamado ese mismo reconocimiento para sus antepasados. El fiscal general del Estado ruso, Yuri Chaika, se había negado a considerar el fusilamiento como crimen político y a investigar el caso, alegando que no existían pruebas fehacientes de que la ejecución de Nicolás II respondiera a una orden directa del Gobierno bolchevique.

En noviembre del año pasado, después de que los tribunales ordinarios rechazaran considerar aquellas ejecuciones como meros asesinatos, la Sala Penal de la Corte Suprema se declaró incompetente para juzgar oportuna la rehabilitación de los Romanov. Sin embargo, ahora, la Corte Suprema, aceptando una apelación de los abogados de Vladimirovna, ha dictaminado que el zar y su familia fueron «injustamente reprimidos», lo que da vía libre a su rehabilitación legal como víctima política del régimen bolchevique.