El Sumo Pontífice recibió ayer a los cardenales en la tradicional audiencia con motivo de la Navidad en la sala Clementina del Vaticano. Foto: REUTERS

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AGENCIAS-EL VATICANO

El papa Benedicto XVI aseguró ayer que salvar a la humanidad de las conductas homosexuales o transexuales era igual de importante que evitar la destrucción de las selvas.

«No es una metafísica superada si la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer y pide que este orden de la creación sea respetado», afirmó el Pontífice ante los cardenales y miembros de la Curia romana, a los que recibió en la tradicional audiencia de intercambio de felicitaciones con motivo de la Navidad.

«(La Iglesia) también debe proteger al hombre de la destrucción de sí mismo. Se necesita una suerte de ecología del hombre», dijo. «Las selvas tropicales merecen nuestra protección. Pero el hombre, como criatura, no merece menos que eso», añadió.

La Iglesia católica enseña que, si bien la homosexualidad no es un pecado, sí lo son los actos homosexuales. La jerarquía eclesial también se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo y, en octubre, un importante miembro del Vaticano llamó a la homosexualidad «una desviación, una irregularidad, una herida».

El Obispo de Roma abogó por «escuchar» el lenguaje de la creación, «cuyo desprecio representaría la destrucción del hombre y por tanto la destrucción de la obra de Dios».

El Papa denunció «lo que muchas veces se expresa con el término «gender» (transexual)» y señaló que el hombre pretende «auto-emanciparse de la creación y del Creador».

«El hombre quiere hacerse a sí mismo y disponer siempre y exclusivamente de sólo aquello que le interesa. Pero de ese modo vive contra la verdad, contra el Espíritu creador», manifestó. Luego comparó las conductas alejadas de las tradicionales relaciones heterosexuales como «una destrucción del trabajo de Dios».

También defendió el derecho de la Iglesia a «hablar de la naturaleza humana como un hombre y una mujer, y pedir que este orden de la creación sea respetado».

La máxima autoridad de la Iglesia católica consideró asimismo que la institución que representa no puede limitarse a transmitir a sus fieles sólo el mensaje de la salvación, sino que tiene una responsabilidad hacia la creación y debe defenderla también en público.

Benedicto XVI volvió a defender el matrimonio entre un hombre y una mujer como el único posible, así como la indisolubilidad del matrimonio, y recordó que es un sacramento instituido por Cristo.