La cápsula se puso en órbita a las 04.47 hora local (9.47 GMT) desde Cabo Cañaveral (Florida) como estaba previsto, después de que en el último intento, que tuvo lugar el pasado martes, se cancelara el despegue a apenas 1 minuto y 21 segundos de la hora programada por problemas técnicos en el cohete.
Es la quinta misión de este tipo tras el éxito de las cuatro anteriores, pero esta vez, cuando ya Dragon estuvo en órbita y encaminado hacia la EEI, SpaceX desprendió la primera fase del Falcon 9 y la hizo aterrizar de forma controlada en una plataforma flotante sobre el Atlántico, a unos 320 kilómetros al este de la ciudad de Jacksonville, también en Florida.
Este intento de aterrizaje no tiene precedentes de acuerdo con la compañía, que estimó en diciembre sus probabilidades de éxito en un 50 por ciento «en el mejor de los casos».
Tras producirse el aterrizaje del Falcon 9 sobre la plataforma del barco situada en el océano, el fundador de SpaceX, Elon Musk, explicó en su cuenta de Twitter que el cohete había alcanzado su destino, pero de manera muy brusca.
«El cohete alcanzó la plataforma del barco, pero aterrizó con mucha fuerza. Estuvimos cerca, pero no lo logramos. Es un buen paso para el futuro, de todas formas», dijo.
Musk busca desarrollar así cohetes independientes y reutilizables que permitan abaratar el costo de los vuelos espaciales, ya que hasta ahora estos terminan siendo lanzados al mar tras cumplir la misión.
El Falcon 9 ya efectuó dos amerizajes en dos ocasiones, pero la diferencia en este caso radicaba en el intento de desplegar sus patas de aterrizaje en la plataforma, allanando el camino para su reutilización.
No obstante, el objetivo principal del lanzamiento es enviar la cápsula no tripulada Dragon para abastecer a la EEI con experimentos, alimentos y otros suministros, como ya hiciera en otras cuatro ocasiones de manera exitosa, aunque en este caso la misión fue cancelada hasta tres veces, dos de ellas el pasado diciembre.
Entre los experimentos que lleva la Dragon a la EEI figuran uno para estudiar el sistema inmunológico de las moscas de la fruta y un instrumento de la NASA, conocido con las siglas CATS, para supervisar desde la órbita la distribución mundial de las nubes.
Se espera que la cápsula llegue a la estación el próximo lunes y se acople a la misma para llevar a cabo el traslado de los materiales, que se efectuará durante las próximas cuatro semanas, tras las cuales la cápsula se desprenderá de la EEI para caer finalmente al océano.
La empresa, con sede en California, tiene un contrato de 1.600 millones de dólares con la NASA para realizar 12 misiones de abastecimiento a la EEI con su cohete Falcon 9 y su cápsula Dragon.
Mientras, su competidora, Orbital Sciences, cuenta con un contrato con la agencia espacial de 1.900 millones de dólares para efectuar ocho misiones de abastecimiento.
En octubre pasado, un cohete Antares de Orbital Sciences explotó poco después de partir con dos toneladas de carga para el complejo espacial y, días más tarde, murieron dos pilotos en un vuelo de prueba de la nave espacial SpaceShipTwo de la compañía Virgin Galactic.
Estados Unidos, que retiró su flota de transbordadores en 2011, perdió la capacidad para realizar viajes tripulados en un vehículo propio y ha dependido de las naves rusas Soyuz para enviar a sus astronautas a la EEI, con un costo de unos 70 millones de dólares por vuelo.
El pasado 5 de diciembre, la cápsula Orion realizó con éxito su primer vuelo de prueba no tripulado al espacio, un paso importante hacia la exploración de nuevos destinos en el espacio profundo como un asteroide o el planeta Marte.
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