Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, cazado en 2012 hablando con su móvil mientras conducía y sin cinturón. | Efe

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Conducir y usar el teléfono a la vez son tareas que el cerebro es biológicamente incapaz de procesar de forma simultánea porque ambas exigen atención, según un estudio del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo sobre qué ocurre en el cerebro al conducir un coche y, de pronto, usar el teléfono móvil.

Fuentes de este centro hospitalario han precisado que la realización de este estudio se ha planteado ante la tendencia creciente de los accidentes de circulación que requieren ingreso traumático en Parapléjicos, provocados por la falta de atención como consecuencia de realizar a la vez dos o más tareas que requieren atención.

Y es que, según explica el neurocientífico Juan de los Reyes Aguilar, a un cierto nivel, el cerebro permite seleccionar una prioridad sobre las que se están ejecutando, «como andar y hablar por teléfono» porque el cerebro cambia la atención de la conversación al sitio por donde camina «en cuestión de centésimas de segundo».

Sin embargo, a la hora de conducir un coche «se requiere mayor capacidad de atención», además de un mayor cambio en el foco de atención cuando se realiza otra acción simultánea, ha puntualizado el neurocientífico.

Y, en este punto, ha resaltado que perder la atención al caminar puede suponer un error como «un tropiezo o perder la orientación», que es recuperable «en cuestión de segundos», pero perder la atención en la conducción puede suponer «un grave accidente de consecuencias indeseables».

Concretamente, al conducir y escribir un mensaje en el móvil, el cambio de atención se produce «en la corteza prefrontal del cerebro», que tiene la capacidad de «dirigir la atención hacia una tarea u otra en pocas centésimas de segundo».

Pero aunque el cambio sea rápido, la ejecución de la tarea de escribir un mensaje es mucho más lenta, por lo que «baja la eficiencia en la conducción durante los próximos segundos», perdiendo el control de la dirección y la velocidad del coche.

En el mismo sentido, el neurólogo Antonio Oliviero ha explicado que los que hablan por el móvil cuando conducen «tardan medio segundo más en pisar el freno y son más lentos a la hora de adaptar la velocidad a una determinada circunstancia», y ha subrayado que «medio segundo a la velocidad de un coche son muchos metros».

Así, ha subrayado que a 120 km/h perder la atención durante tres segundos supone recorrer 100 metros en los que «el conductor tendrá una capacidad reducida de reacción a un imprevisto y esto supone un grave riesgo y en los hospitales se ven las consecuencias», ha aseverado.

Según estadísticas oficiales, el 80 por ciento de los choques se producen en los tres segundos posteriores a alguna distracción del conductor y más de la mitad de las señales son pasadas por alto por los que hablan por el móvil.