Imagen de los iconos de Facebook y WhatsApp en un teléfono móvil. | Efe

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Tener más relaciones virtuales que reales, necesitar llevar siempre algún aparato electrónico, conectarse nada más levantarse o, incluso, interrumpir el sueño ante las señales de llegada de mensajes, son algunos de los signos que alertan sobre la presencia de una adicción a las redes sociales.

«En muchas ocasiones, a medida que aumentan las relaciones en las redes, disminuye el tiempo empleado a las relaciones reales con la familia o el grupo de amigos. Así se genera un mecanismo de compensación de ese déficit, el cual crea un círculo vicioso que provoca un aumento del tiempo dedicado a la comunicación virtual y favorece el abandono de las obligaciones con los círculos sociales reales», ha explicado el psicólogo en Intervención en Psicología, Juan Antonio Molero Cid.

En este sentido, y aunque las redes sociales generan «recompensas» relacionadas con la comunicación con otros, el también miembro de Saluspot ha recordado que ya han aparecido trastornos relacionados con el uso de internet y los dispositivos móviles como, por ejemplo, cibermareo, nomofobia, dependencias o cibercondria. Además, en función de la edad y madurez de la persona, se han encontrado trastornos de depresión, ansiedad, estrés, insomnio e, incluso, esquizofrenia.

Pueden generar «sufrimiento»

Y es que, tal y como ha explicado Molero Cid, las redes sociales pueden crear «sufrimiento» en la medida en la que la persona ve alterada la percepción sobre su propia vida y la de su entorno. De hecho, prosigue, en los sufrimientos asociados pueden encontrarse paralelismos con los estados de adicción y dependencia.

Dicho esto, el experto ha recordado que las redes sociales son sólo otra herramienta de comunicación, por lo que ha negado que por no estar en ellas una persona quede excluida del grupo. «¿Puede un grupo, salvo situaciones muy determinadas y temporales (lejanía geográfica, por ejemplo) tener una relación de calidad exclusivamente virtual durante mucho tiempo?. No tiene por qué no tenerla, es cierto, pero sólo si ese grupo reúne ciertas condiciones», ha puntualizado.

Por todo ello, el psicólogo ha recomendado, cuando se ha alcanzado una situación de dependencia, buscar alternativas reales para emplear el tiempo que se dedica a las redes sociales, elaborar una lista de lo que se cree que se puede hacer en ese tiempo, delimitar la actividad en las redes sociales, no usarlas cuando se esté en compañía de otras personas, apagar el móvil por la noche, y evaluar, en periodos de tiempo, lo que se ha ganado con esas costumbres.