Las piscinas y centros de ocio acuáticos constituyen, junto a las playas, los puntos que congregan a un mayor número de personas durante las horas centrales del día.
Pero, ¿tomamos precauciones suficientes a la hora de meternos en remojo? A continuación, algunos consejos de los expertos que no deberías ignorar para tu seguridad y la de los tuyos.
- No es conveniente hacer uso de las piscinas si se sufre algún tipo de enfermedad infecciosa. En cualquier caso, y como indican normalmente las reglas de utilización de estas instalaciones, es recomendable ducharse antes y después del baño como medida preventiva.
- Los niños deben bañarse siempre bajo la vigilancia de un adulto. Los más pequeños deben hacer uso de manguitos o chalecos flotadores adaptados siempre a su tamaño. Además, debemos cerciorarnos siempre de la correcta colocación de estos dispositivos.
- Los resbalones y caídas son unos de los mayores peligros que entrañan el uso de piscinas. No jugar ni correr en las inmediaciones de bordillos, escaleras y toboganes y desplazarse por la orilla nunca descalzos y sí con un calzado cómodo y adecuado pueden ahorrarnos algún mal trago.
- Asimismo, otra amenaza del medio acuático es un mal golpe a raíz de una zambullida mal calculada, especialmente en el uso de trampolines. Hay que observar siempre y tener en cuenta la profundidad de la zona escogida y procurar no golpearse fuertemente en zonas como cuello, tórax o abdomen.
- Divertirse no debe ser sinónimo de hacer el gamberro. Es recomendable evitar juegos violentos en las cercanías del agua y dentro de ella, así como evitar prácticas que puedan molestar o poner en peligro al resto de usuarios de la piscina.
2 comentarios
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No veo que el texto diga que todos los niños son unos gamberros por serlo. Sino que no hay porqué hacer el gamberro en un espacio público, que es algo que comparto al cien por cien.
No creo que la definición de llamar a un niño gamberro sea la adecuada y menos si viene de un periódico, los niños son traviesos y no gamberros lo único que hacen es querer divertirse sin saber los riesgos que corren, y para ello están sus padres que son los responsables de advertir y cuidar de sus hijos.