«Puede conducir incluso a una apatía total, provocando que los niños pierdan la ilusión debido a un exceso de estímulos positivos», según ha destacado el jefe de Pediatría y Adolescencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Gonzalo Oliván.
Cuando tienen pocos regalos los disfrutan de forma plena pero, cuando hay muchos, pierden la capacidad de centrarse en un único regalo y disfrutarlo plenamente. «La emoción se dispersa, hasta desaparecer», ha reconocido, provocando reacciones de protesta o frustración tales como «esto no lo quería», «no me han traído esto otro» o «esto sí lo quería, pero ya no».
Para evitar estas situaciones, los especialistas recomiendan poner límites desde el mismo momento de elaborar la lista de deseos. «Es necesario hablarlo e intentar coordinarlo», según este experto, incluso con el resto de la familia y amigos donde Papá Noel o los Reyes también dejan regalos.
De hecho, ha añadido la pediatra Luzdivina García Morales, los niños no se frustran por no poder recibir todo lo que han pedido pero, si se les conceden todas sus exigencias, se les puede convertir en adultos continuamente insatisfechos y por ello es mejor advertirles previamente de que sus peticiones tendrán límites.
Para ello hay algunas fórmulas a las que recurrir, como explicar a los niños que cada Rey Mago trae un único regalo o que dejan uno en cada casa (de abuelos o tíos). «Es asombroso cómo los niños pueden razonar y adaptarse sin problema a esos ajustes», ha admitido.
La ilusión de los padres, peor que la del niño
Otro problema de estas fechas es el de gestionar las expectativas de los padres, en ocasiones incluso mayores que las de los niños, ya que pueden llegar a generar en los más pequeños necesidades que hasta entonces no tenían o ni se habían planteado.
«El esfuerzo que supone concederles todo lo que piden o sorprenderles con algo que va más allá puede llegar a convertirse en un mecanismo compensatorio, porque verles disfrutar, nos hace felices. Sin embargo, hay que quitarse la idea errónea de que en la cantidad o en la cuantía económica está la felicidad de los niños», según García Morales.
De hecho, ha añadido, la verdadera clave está en ayudar al niño a decidirse por algo concreto que le haga mucha ilusión y fomentarla.
«En vez de quebrarnos la cabeza en busca del regalo ideal hay que conseguir convertir la Navidad en un momento mágico que los niños esperen con anhelo, sabiendo incentivar el entusiasmo, no solo durante el mes de diciembre, sino durante el resto del año», según esta pediatra.
5 comentarios
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Me acuerdo cuando era niño que mis padres, por necesidad, me regalaban lo que podían y me explicaban que era lo mejor... Yo siempre iba a jugar con los juguetes de mis amiguitos. Se me quedó marcado. No hay que privarles si se puede evitar.
Estoy de acuerdo con Inés. Que cada padre actúe como quiera. Yo a mis hijos los quiero ver felices y no privarles ahora que son niños.
... lo que genera frustración en los niños es que los engañen los adultos con ese montaje, no los regalos en sí... así acaban luego, de cabeza a la edad del pavo con sus cosas... engañar a la gente, sea de adultos con supersticiones o de niños con años de "ilusión" que en realidad son años de hacer de "ilusos", acaba por estropear a las personas... poca voluntad de ser honestos y encarar a la realidad de frente...
Pues para mí está primero la felicidad de los niños. No comparto que se les tenga que privar ahora de niños. Ya habrá tiempo de que se den cuenta de la realidad de la vida. Ahora es cuando han de disfrutar ellos y también los padres de verles felices y no racanearles. No, gracias.
Mis hijos escribieron una carta larguiiiisima, sabiendo desde siempre que solo recibiran 3 de los de la lista. A mi me funciona ... evidente que no racaneo y les doy los tres peores. Hay que saber escucharles