Salvador, cerrando por última vez la puerta de este emblemático local de Palma. | Teresa Ayuga

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En principio, la hora fijada para poner fin a 123 años de historia iba a ser las 7 de la tarde, pero a las 17.30 Salvador Ferrer le dijo a su encargada, Ángela Álava, que echara los portillos al portón situado en el número 6 de la avenida de Antoni Maura.

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La otra entrada, la de la calle del Mar, permaneció abierta unas horas más y por ella fueron entrando y saliendo los clientes más habituales, que quisieron dar su último adiós hasta el último minuto. «Ha sido un día alegre y triste, pero sobre todo emocionante», comentaba Salvador rodeado de amigos-clientes.

El ato precio de los locales de la zona ha hecho que el encargado de este bar, fundado por su abuelo, no pudiera renovar el contrato de alquiler. Las grandes firmas acechan.