Federico empezó a trabajar en él en 1968 siendo un crío, tras un corto aprendizaje en los conocidos bares Cuba y Estadio. Su esposa, Francisca Moreno, gran cocinera, se incorporó años después, en 1981, tras casarse con él.
Cuando Federico llegó al Noray, el dueño tenía otro bar, el Sayonara, «en el que también trabajé –recuerda–, pues en 1981 lo alquilé a los dueños. Y como en 1990 les compré el traspaso del Noray, lo dejé para dedicarme exclusivamente a éste».
Han pasado muchos años, Federico y Francisca se jubilan y traspasan el bar. No será tarea fácil, porque las personas que se han interesado hasta ahora proyectan dedicar el local a otros usos. «Sería una pena –explica Federico–, porque el bar ha sido, desde siempre, un punto de encuentro. En la época de la discoteca Tagomago venían por aquí muchos chóferes de autocar que traían clientes para ver el espectáculo, particulares e incluso algunos artistas que actuaban. También lo hacían muchos turistas, la mayoría escandinavos, que se solían hospedar en los hoteles de los alrededores, como el Madrid, Porto Pi, San Carlos y el Reina Constanza, ya desaparecidos, Horizonte y Majórica. Y es que aquí se sentían muy cómodos».
5 comentarios
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Francisca, Federico, un gran abrazo virtual, y a ver si disfrutais de vuestra jubilación como os mereceis
Digo yo que lo que va a desaparecer es el negocio, el local no creo que se desvanezca...
Hoy en dia trabajar de autonomo no es rentable y ademas es denigrante , todas las obligaciones y ninguna ventaja , ni paro , baja con apenas 600 euros , tributos a pagar abusivos y eso contrasta y mantiene los altos sueldos de politicos, normalmente con jornada de 4 dias semanales y sin obligacion ni control de asistencia, eso si no delinquen , que ahora vemos cada dia desastres, en fin , mucha suerte a esta pareja y que consigan traspasar el negocio y disfruten el resto de su vida.
Venía de Genova al encuentro de mis amigos que me esperaban en el Noray montado en mi Bultaco cuando sufrí un accidente, como pude con la cara ensangrentada llegue hasta el bar, fuí directamente al mostrador y pedí a la señora tras la barra un Coñac. Ví su cara de espanto ante mi estado, me sirvió el trago, en este momento acudieron mis amigos, no recuerdo haber pagado. Pep de Pañerias Mallorca en su biscuter me llevo a la Cruz Roja y aquí acaba mi historia, Recuerdos y nostalgias de un pasado. Buen merecido descanso para Federico y Francisca.
Que tiempos aquellos, las galas de tarde de Tagomago, empezaban a las 5 de la tarde, en aquella barra a tope de jovenes, tomando pelotazos, no soltaban el vaso largo del cubata, mientras ellas estab sentadas en las mesas, con las hermanas mayores e incluso sus madres, antes habiamos tomado algunas copas en el Noray o el Casanova o Sayonara, o en alguno de Gomila, Dragstore, Avanti cerca la gasolinera e incluso el bar Castillo o el Doria, todo esto ya es historia, no haciamos botellon, pero era casi lo mismo, pero era otra forma, al final siempre la juventud marca una epoca, la nostalgia es lo unico que nos mantiene vivos.