Silvia Luna explica su lucha contra la Leucemia. | Click

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Silvia Luna es cantante. Pueden disfrutar escuchándola quienes vayan a cenar al hotel Valparaíso. Aparte, es una mujer con una enorme fuerza interior que le permite afrontar la vida, le venga como le venga.

Hace casi dos años contó que padecía leucemia y que se estaba tratando a base de quimio. Pese a la dureza de lo que le estaba pasando, se mostraba serena. Con la última primavera, y tras un duro tratamiento, le llegó la buena nueva: de la leucemia, ni rastro. La había vencido. Y todos nos alegramos por ello. Se puso a trabajar, tratando de recuperar el tiempo perdido y… Pues que todo iba a bien, y encima el proceso de recuperación discurría normalmente, pero... «En una de las revisiones, la doctora me hizo una prueba, encontrándose que una pequeña cantidad de blastos o células inmaduras, pero malas, estaban regresando a mi cuerpo. Me hicieron más pruebas, porque nunca se sabe… Pero no. La leucemia había vuelto, lo cual me obligó a regresar a la quimio. El próximo martes me lo volverán a mirar otra vez, y, si no ha bajado, me ingresarán para prepararme para el trasplante de médula de mi madre, que es compatible con la mía en un 50 %. ¿Que cuándo me trasplantarán…? No lo sé. Primero han de prepararme: más quimio, mas agujas, de nuevo caída de pelo… Pero es que me han de limpiar completamente antes de entrar en el quirófano».

«Mi problema no se arregla con dinero –dice–, ni yendo a la otra parte del mundo donde haya un médico especialista. Mi problema, y el de las personas que están en mi situación, solo se puede arreglar con un trasplante a través del Banco Mundial de Tejidos. ¿Que por qué no acudo? Ya lo han mirado, pero no hay nada compatible conmigo». «Quién sabe, pero a lo mejor mi solución está en una persona que vive a miles de kilómetros de aquí, pero como, por desconocimiento, no tiene ni idea de que exista ese banco, no acudirá a él a dejar una muestra de su tejido, que no le costaría nada hacerlo, que no le dolería, pero que para mí es vital», explica Silvia

«Estamos sentados aquí, los dos, para que me ayudéis a divulgar esta enfermedad. Que todo el mundo sepa de qué modo puede ayudarnos. Que lo que tengo yo, lo puede tener cualquiera, y cuantos más estemos dispuestos a aportar nuestros tejidos mayores serán las posibilidades que tendremos de salvarnos».