En Ibiza vivía un sacerdote ortodoxo que de vez en cuando o en ocasiones muy concretas viajaba hasta Palma, pero la comunidad rumana pedía una mayor implicación, así que la llegada de Nicolae era necesaria.
«Antes de recibir la orden sacerdotal, nosotros debemos decidir si queremos casarnos y formar una familia, o no. Después ya no hay vuelta atrás. Y yo lo tenía claro», comenta Nicolae, quien mira con ternura a su mujer, Luminita María Dobos. Ambos se conocieron cuando Nicole finalizó sus estudios de Teología y Derecho, gracias a la hermana de este, pues Luminita era su mejor amiga. Ante la propuesta del obispo, Nicole y Luminita precipitaron los preparativos de su boda y en un mes se convirtieron en marido y mujer, para poder trasladarse hasta la Isla.
Aquí llegaron en coche, recién casados, acompañados de sus padres y suegros, con un equipaje muy ligero. «En la maleta ?comenta Nicole? sólo llevábamos algo de ropa, dos cucharas y dos tenedores, un ordenador, una impresora y los vasos necesarios para realizar la eucaristía».
Recuerda que en aquella primera ceremonia sólo eran diez personas. «Estaban mis padres, mis suegros, que pocos días después se marchaban, y mi mujer, además de otras dos personas, así que había mucho trabajo que hacer». En la actualidad hay más de un centenar de feligreses que cada domingo acuden a la eucaristía que celebra, desde las 10 de la mañana hasta las 12 del mediodía, en la iglesia del monasterio de la Concepción.
Al principio se hospedaron en la casa de una familia rumana que les acogió. «Allí estuvimos unos meses hasta que encontramos trabajo y pudimos alquilar un pequeño piso». Ya que por ser sacerdote no percibía ningún sueldo, Nicolae se puso a trabajar en la construcción y su mujer limpiando casas, hasta que nació su primer hijo, Nicolae, que en unos días cumplirá 10 años. «Fue duro ?comenta Luminita? ya que yo había hecho la carrera de Ingeniería Alimentaria y no me podía dedicar a ello».
Mallorca era un destino bonito, pero la realidad era dura. Lejos de desanimarse, la pareja se fue apoyando el uno al otro en los momentos más difíciles. La familia de Nicolae y Luminita aumentó con la llegada de Luca (7 años), luego Ana María (5 años) y el benjamín, Joan Bartolomeu (un año).
«Durante este tiempo hemos conseguido en gran medida lo que teníamos que hacer, cumpliendo también como familia», sonríe Nicolae mientras prepara las partituras de sus dos hijos mayores para que ensayen los deberes de música.
En la parroquia, donde no todo son celebraciones de misas, su mujer ayuda en la comunidad rumana con los niños. El perfil de los asistentes tiene una edad media de entre 30 y 40 años de edad. Del Obispado de Mallorca y de las monjas de la Concepción siempre han recibido apoyo.
Cada mañana, Nicolae se levanta con su mujer para acompañar a los niños al colegio Sant Josep Obrer. Luego, Nicolae se dirige a una casa donde cuida el jardín y por la tarde, acude a recoger a sus hijos y ayudarles a hacer los deberes o estudiar con ellos. Por la noche, prepara los trabajos que pueda tener de la parroquia.
Aunque al principio pudiera chocar que el cura presentase a su mujer y sus hijos, esta imagen se ha convertido en algo normal debido a la buena labor que el sacerdote ortodoxo está realizando, además de la multiculturalidad que respira nuestra sociedad.
6 comentarios
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La Iglesia católica tendría que ceder y dejar a los curas que se casasen, como hace unos 50 años permitió las misas en lenguas vernáculas y suprimió la bula, algo que hizo Lutero en el siglo XVI. Parece que los ortodoxos habían de tener unas normas más severas y no es así.
La fe ortodoxa parece más primitiva y más pura. Mis felicitaciones a esa familia que ha hecho un gran esfuerzo por ayudar a su comunidad.
Recordemos que los cristianos ortodoxos (griegos, sirios, rusos) formaron la iglesia primigenia, fue Pedro el apóstol el fundador. En resumen, es el rito más antiguo, el menos contaminado, y siempre han aceptado el casamiento de sus sacerdotes. Los católicos vinieron luego, por lo que se separan, por un lado los Papas y por el otro los Patriarcas de Antioquía. Kirye Eleison
La edad media de los asistentes a los cultos de la iglesia ortodoxa mallorquina es de 30-40 años, la edad media de los asistentes a las misas católicas es de 70-80 años...ESTO PONE DE MANIFIESTO MUCHAS COSAS. Entre ellas, creo que en Mallorca son más ejemplares los popes ortodoxos que los clérigos católicos.
Un ejemplo a seguir. La iglesia Católica puede tomar nota de varias cosas. De un sacerdote que se casa y tiene una bonita familia. También de un joven sacerdote que está con su gente. Me alegra mucho saber que tenemos una iglesia bonita, la ortodoxa. Lamentablemente he dejado de ir a misa, porque los obispos catalanistas, los sacerdotes que parece que ni creen en Dios no hacen lo que deben, estar cerca de la gente y hablar de sus problemas. En este mundo de relativismo, de dioses menores, como los políticos, jugadores de fútbol o de estrellas famosas, anda a la deriva. Además vemos lo que pasa en Francia, Alemania, Suecia y España donde una cultura y religión salvaje se impone, donde la mujer es un objeto de compra y venta, que vale menos que el hombre, la mitad en el mejor de los casos. Al final Putin y los ortodoxos serán la barrera a esta locura o la caída de Europa en treinta años, cuarenta en lo máximo.
Deberían poder casarse todos los curas. Creo habría mas y seguramente vivir una vida como las de sus vecinos, les ayudaría a ver mejor la realidad. Otras variantes del cristianismo nos llevan adelanto es eso, que al principio del catolicismo no era así y se impuso entre otras, por razones económicas. Al no tener herederos, todo iba a la Iglesia. Negocio puro y duro.