Sonia, de 'First Dates', pide perdón a los mallorquines. | Click

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Sonia, escocesa de nacimiento, mallorquina de adopción –lleva viviendo en la Isla 37 años de los 41 que tiene-, con sus declaraciones en First Dates sobre los mallorquines, a los que puso verdes, montó un buen cisco que se le vino encima. Normal, era de esperar. Entre otras cosas porque no se puede generalizar.

No se puede meter a todos en un mismo saco y opinar de ellos lo que opinó, y más en un medio de comunicación a nivel nacional. Por eso montó la que montó, a causa de lo cual la han puesto a caer de un burro, tanto que desde el día de emisión no sale de casa. Más por lo avergonzada que está que por temor a que le digan algo. Que le consta que se lo están diciendo.

Llorando pidió perdón

Llegamos hasta ella gracias a una gestión que nos hizo Pep Noguera, de Diabéticas, que nos puso en contacto con un vecino de Génova –que es donde vive Sonia–, quien a su vez nos facilitó el encuentro que mantuvimos este domingo.

¿Qué por qué quisimos hablar con ella? Por dos motivos: por saber por qué lo dijo, y porque como un día malo lo tiene cualquiera, hay que darle la oportunidad de que, cuando menos, rectifique. Y Sonia lo hizo. No sólo eso. Entre lágrimas, pidió perdón.

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«Pido perdón a todos los mallorquines por el mal que les he causado diciendo lo que dije de ellos. No fue mi intención –asegura entre sollozos–. Fue que se me cruzaron los cables. Estaba muy dolida por lo que me había pasado. Por lo que me habían hecho cuatro personas con las que mantuve una relación... Por favor, pido perdón otra vez, y las veces que sea necesario. Discúlpenme por lo que he dicho».

Con Sonia hablamos en su casa de Génova. Nos confesó que es nieta de Gonzalo, el extremeño que hizo famosa la barriada –y también que fuera muy visitada– por abrir en ella Casa Gonzalo, haciendo muy populares los caracoles, el pa amb oli, ...

«Sí, él era mi abuelo, el padre de mi padre. Por eso –añade– viniendo de donde vengo, y viviendo donde vivo, casi toda mi vida en Mallorca, de la Isla y de sus gentes solo puedo decir cosas buenas. Por ello, si dije lo que dije fue porque se me cruzaron los cables… Porque sí, lo dije, pero no por los mallorquines, sino por cuatro personas de aquí, que me hicieron daño, portándose muy mal conmigo. Por eso, insisto, pido perdón, aquello fue un calentón, un mal día que tuve, del que estoy totalmente arrepentida, sobre todo por lo que he podido ofender».

Los cuatro la engañaron

Sonia nos cuenta que grabó el programa el pasado día 1 de febrero y que cuando se sentó a verlo, el día 26, y escuchó lo que dijo de los mallorquines, «se me cayó la cara de vergüenza, pues lo que estaba escuchando, lo que estaba diciendo, jamás se me pasó por la cabeza… Me lié, me equivoqué, me confundí, diciendo algo que jamás diría… ¿Cómo voy yo a decir eso de todos los mallorquines, de Mallorca…? En todo caso lo diría de esas cuatro personas que estuvieron conmigo y que me engañaron. Contra esas sí pienso lo que dije. Pero solo contra esas, no contra todos los mallorquines, ni por supuesto, contra Mallorca. Por ello ¡perdónenme, por favor!».

Pues sí. No nos cabe la menor duda de que aquel 1 de febrero no fue un buen día para Sonia. Prueba de ello es que desde el pasado 26 de marzo, cuando se emitió el programa, no levanta cabeza, se pasa todo el día llorando, no sale de casa avergonzada por lo que dijo. Y nosotros la hemos visto, la hemos escuchado y de verdad que su arrepentimiento por el error cometido es sincero. Y total.